El Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN) ha perdido uno de sus mayores atractivos: el meteorito más grande de España ya que un juez ha decidido devolverle la roca de 130 kilos a la nieta de la persona que lo encontró en Granada hace 80 años, según informa este viernes El País.
Antonio Pontes Vilces encontró en 1912 en Almuñecar (Granada) una roca de metal de medio metro de alto que pesaba más de 130 kilos. Con el paso de los años, el trozo de piedra se acabó convirtiendo en uno de los mayores atractivos de la zona. Los mayores paseaban al lado de la inmensa roca y los niños (y no tan niños) se divertían continuamente lanzando cosas metálicas a la piedra ya que funcionaba como imán.
Finalmente, en torno a 1930 e impresionado por la roca, el propietario decidió cedérselo a Julio Mateos, un estudiante de la Facultad de Farmacia de Granda que, junto con un catedrático, analizaron los distintos trozos metálicos para analizar su composición. Toda esta investigación desembocó en la confirmación de que se encontraban ante un meteorito. Por este motivo, Antonio Pontes decidió ceder al Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid el objeto “en calidad de depósito”. Sin embargo, en el contrato de cesión también figuraba que la pieza podía retirarle el dueño cuando este “lo estime conveniente”.
Más de 80 años después de esta cesión, la nieta de Antonio Pontes, ha reclamado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) 758.440 euros por los daños que el museo ha llevado a cabo en el meteorito ya que en 1967 la Universidad de California de EEUU recortaron varios trozos que la NASA quería analizar. Tras un arduo juicio y una apelación, hace casi un año y medio, el juez falló en contra del CSIC por lo que el museo se veía obligado a devolver a Pontes “todos los trozos existentes en su poder”. Además de las piezas restantes, el CSIC deberá indemnizar a la nieta de Pontes con 50.000 euros.
Ahora que el meteorito ha dejado de ser uno de los atractivos del museo, el CSIC ha pedido al Ayuntamiento de la Comunidad de Madrid que lo declare Bien de Interés Cultural.
Andrea Morea