El robot submarino, se trata de una vehículo autónomo capaz de descender hasta 6.000 metros debajo del hielo, cuya misión consistirá en investigar el agua, analizar las turbulencias y las zonas más profundas, para conocer cómo esta respondiendo el océano al calentamiento global.
“Mediremos la rapidez con la que fluye el agua, cómo de turbulentas son y cómo responden al cambio de los vientos sobre el océano Antártico”, explica el profesor y principal científico de la iniciativa Alberto Naveira Garabato, de la Universidad de Southampton.
El robot iniciará su marcha el próximo 10 de marzo desde Punta Arenas en Chile, hasta la Antártida. Y viajará con la expedición DynOPO (Dynamics of the Orkney Passage Outflow) en el buque de la Investigación Antártica Británica (BAS), una institución nacional de Reino Unido dedicada a la exploración de esta región.
La nave, será enviada de ida y vuelta a través de una corriente abisal fría que forma una parte importante de la circulación global del agua del océano ártico.
«Nuestro objetivo es aprender lo suficiente acerca de estos procesos complicados para representarlos en los modelos que utilizan los científicos y así predecir cómo nuestro clima evolucionará durante el siglo XXI y más allá«, afirma Alberto Naveira.
Sin embargo, se pretende avanzar mucho más con la iniciativa. Tanto que en 2019, Boaty McBoatface pueda estar equipado con sensores acústicos y químicos y listo para ser enviado al Mar del Norte, situado entre las costas de Noruega y Dinamarca. Una vez allí, se quiere estudiar las señales asociadas con la liberación artificial de gas debajo del lecho marino.
Este importante avance, que no quiere perderse únicamente en la comunidad científica, será representado en una serie de dibujos animados para ayudar a contar la historia de la exploración del océano a los niños. Una iniciativa del Centro Nacional de Oceanografía, que se llevará a cabo mediante un inflable de gran tamaño que recorrerá los eventos de todo el país.
Isabel Jaén Sánchez