Sin huellas dactilares ni reconocimiento facial. En el futuro, los sistemas biométricos utilizados para autorizar y pagar las compras en supermercados pueden estar en la exploración de las venas.
La placa única de los capilares puede ser detectada en el dedo de una persona para realizar pagos mediante tarjetas bancarias y tarjetas de crédito. En estos días se prueba el el «Fingopay», un nuevo lector instalado en un supermercado cerca de la Universidad Brunel de Londres.
El lector electrónico, desarrollado por Hitachi junto con la compañía pagadora Sthaler, traza infrarrojos sobre las venas de los dedos y genera una clave de reconocimiento única.
La «contraseña» se asocia así a la tarjeta de débito o de crédito del usuario que autoriza la transacción. Una manera de simplificar las vidas de muchos estudiantes que «tendrán la oportunidad de moverse en el campus sin dinero efectivo», explica un gerente.
Anteriormente «Fingopay» había sido probado en una barra de Camden, obteniendo un gran éxito con 2.000 clientes suscritos al servicio.
En relación con la nueva tecnología, sin embargo, los expertos en ciberseguridad tienen opiniones contradictorias. stantes. Algunos analistas opinan que el sistema no es más seguro que la huella digital. Para otros, el hecho de que la sangre tiene que fluir en las venas hace que sea un elemento más difícil de replicar. De este modo, puede garantizar un control exclusivo de las transacciones.
M.B.