Las regulaciones, puestas en práctica por la administración Obama en 2015, consagraron el principio de «neutralidad de red» en las leyes de los Estados Unidos. La neutralidad de la red es la idea de que los proveedores de servicios de internet no deberían interferir en la información que transmiten a los consumidores, sino simplemente actuar como máquinas que tratan todos los usos, desde la transmisión de video hasta el envío de tweets, de manera intercambiable.
La neutralidad de la red no es popular entre los proveedores de servicios de Internet (ISP), que luchan por diferenciarse en un mundo en el que pueden ofrecer velocidades más altas a diferentes precios.
La ausencia de esta regla supone que quienes dependen de internet pueden verse obligados a pagar por determinados servicios o velocidades, o ver como sus servicios son bloqueados por los operadores principales.
Quien paga el fin de la neutraludad
Un medio de Los Ángeles contaba la pasada semana una historia terrible sobre como Internet es un medio de supervivencia para mucha gente. Una persona seropositiva, con problemas de salud mental, necesita la red para hablar, mediante Skype, con sus terapeutas o proveedores de servicios básicos.
Su acceso a la red, a la banda ancha, es casi una condición vital para esta persona. Hay 69 millones de personas en los Estados Unidos que viven sin servicios de Internet en sus casas: comunidades rurales y de bajos ingresos no tienen acceso a los servicios de internet.
La decisión de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) ha decidido anular la neutralidad en la red (el acceso libre de los proveedores a prestar servicios). Internet ha sido de siempre abierta y neutral. El principio era que todo el tráfico de Internet debe ser tratado igual.
Con la derogación de la neutralidad de la red, la FCC eliminó las normas de prevención que evitan que los servicios de proveedores de Internet como Comcast, Verizon y AT & T bloqueen otro servicio o den prioridad a unos servicios sobre otros.
Hace apenas dos años, la FCC consolidó los principios de neutralidad de la red en su orden abierta de Internet, protegiendo y preservando Internet como una plataforma abierta. Sin embargo, con el cambio de administración, el presidente de la FCC designado por Trump, Ajit Pai, asumió el reto de cambiar ese principio.
La neutralidad de la red no trata solo de quién posee acceso a Internet, sino de cómo podemos usarlo y beneficiarnos de él. Ha permitido a minorías sin recursos y comunidades marginadas tener algún tipo de oportunidad económica y hacer retroceder la discriminación.
Todas esas ganancias y oportunidades se perderán si el equilibrio de poder y control se traslada a los Proveedores de Servicios en Internet. Permitir el principio de “pagar para participar” o que haya carriles rápidos y lentos supone la marginación de los sectores más débiles y peor dotados económicamente.
Internet a dos velocidades
Los partidarios de la neutralidad de la red mencionan dos preocupaciones principales sobre estas prácticas. La primera es que romper la banda en paquetes de servicios de pago hace confusa la fijación de precios . La segunda es más sistémica: se determina una lista de aplicaciones y servicios que reciben trato preferencial
Divide Internet entre los que tienen y los que no. La «Internet a dos velocidades», corre el riesgo de afianzar a los proveedores actuales mientras que hará muy difícil para nuevas empresas crecer a la misma escala.
En los EE.UU., gran parte de la población no tiene esencialmente elección de banda ancha con monopolios locales consagrados en la ley y un duopolio en todo el país que proporciona acceso a las conexiones de alta velocidad para tres cuartas partes de la nación.
Eso le da a los ISP mucho más poder para manejar neutralidad de la red de una forma extractiva, obligando a los clientes a pagar más para acceder a sus sitios web favoritos a toda velocidad – o forzar a las empresas a pagar por el acceso a los clientes. Estos son los vencedores con Trump; los que pierden quiens tienen menos capacidad de pago.
Miguel de la Balsa