La fiebre hemorrágica Crimea-Congo (FHCC) la produce un virus transmitido por la picadura de una garrapata infectada, las del género Hyalomma «son las más eficientes», según el protocolo de vigilancia de esta enfermedad, aprobado por la Comisión de Salud Pública en 2016 y actualizado en mayo del pasado año.
Tras dos casos de fiebre hemorrágica en 2016 en España, un estudio del Ministerio de Sanidad y las comunidades de Extremadura, Madrid, Castilla-La Mancha y Castilla y León detectó la presencia de garrapatas infectadas en animales silvestres en municipios de siete de las once comarcas ganaderas analizadas. El hombre de 74 años fallecido en Ávila participó el pasado mes de julio en una actividad cinegética en la localidad pacense de Helechosa de los Montes, donde sufrió la picadura de una garrapata.
El virus afecta principalmente a personas expuestas a poblaciones de garrapatas, como los trabajadores de la industria ganadera, agricultores, veterinarios o cazadores de las áreas endémicas, entre otras.
Puede haber transmisión entre seres humanos por contacto estrecho con sangre, secreciones, otros fluidos corporales u órganos de un caso sintomático o fallecido. El riesgo de transmisión es mayor en los últimos estadios de la enfermedad.
Ser mayor de 60 años, la presencia de manifestaciones hemorrágicas, el fallo orgánico, la elevación de las enzimas hepáticas, la leucopenia y leucocitosis, entre otras dolencias, se consideran marcadores pronósticos de gravedad de la enfermedad. La mortalidad oscila entre un 5 y un 40 %.
Los síntomas habituales durante el periodo pre-hemorrágico son la fiebre brusca, dolor de cabeza y mareos durante cuatro o cinco días, aunque también pueden aparecer otros síntomas como diarrea, vómitos o conjuntivitis.
Posteriormente, las manifestaciones hemorrágicas abarcan desde petequias a grandes hematomas en piel y mucosas, sangrados, principalmente de nariz, encías, gastrointestinales, vaginales, uterinos, del tracto urinario o del aparato respiratorio e incluso pueden llegar a producirse hemorragias cerebrales.
La enfermedad puede evolucionar en forma de hepatitis, según explica el protocolo, y los pacientes muy graves pueden sufrir un «rápido» deterioro renal, o insuficiencia hepática o pulmonar repentina después del quinto día de enfermedad.
El diagnóstico precoz y la terapia de soporte mejoran la supervivencia de los pacientes.
Para intentar prevenirla, se recomienda, entre otros, revisar la ropa -«las de colores claros facilitan la visualización de las garrapatas»- antes de entrar en el lugar de residencia, un autoexamen del cuerpo tras la posible exposición a garrapatas, utilizar repelentes preferentemente sobre la ropa y evitar sentarse en el suelo en las zonas con vegetación.
Si se detecta una garrapata en el cuerpo, según los expertos en salud pública, hay que extraerla lo antes posible; evitar los remedios tradicionales como aceite, petróleo o calor; primordial, usar unas pinzas, sujetarla firmemente lo mas cerca posible de la piel y tirar de ella suavemente hacia arriba, y luego limpiar bien la herida con agua y jabón.
Redacción