Profesor en universidades canadienses y británicas, Finlayson lleva treinta años estudiando a los neandertales y ahora ha publicado en España «El neandertal inteligente» (Almuzara), un libro que lleva el subtítulo de «Arte rupestre, captura de aves y revolución cognitiva» y que, junto a sus trabajos anteriores, le ha valido ser conocido como «defensor de los neandertales», a los que considera «seres humanos con habilidades comparables a las de los llamados humanos modernos».
En su nuevo libro, Finlayson contradice la teoría –vigente desde hace cuarenta años– de la «revolución cognitiva» que hace 50.000 años motivó al advenimiento del «homo sapiens» y sostiene que no hubo tal revolución, sino que el comportamiento moderno surgió de forma gradual entre las diferentes poblaciones de humanos modernos y neandertales y que incuso algunas prácticas de los neandertales fueron adoptadas por los humanos modernos.
PREGUNTA.- Su libro se titula «El neandertal inteligente» ¿Cómo de inteligente era el neandertal?
RESPUESTA.- En mi opinión su inteligencia era comparable a la nuestra. Las diferencias detectadas en cultura material por los arqueólogos solo reflejan diferencias culturales o de momento histórico, no de capacidad cognitiva.
P.- ¿No eran, pues, menos inteligentes que los que suponíamos ascendentes directos de los sapiens?
R.- ¡Por supuesto que no, ni tampoco eran menos inteligentes que los propios sapiens!
P.- ¿Qué grado de complejidad tenían los rituales de los neandertales?
R.- Sabemos que enterraban, sabemos que usaban adornos personales que incluían garras de rapaces y plumas, sabemos que hacían grabados y pintaban en las paredes de las cuevas, que planificaban la caza, que podían hablar, y que intercambiaban genes con los sapiens. Muchos de nosotros llevamos genes neandertales. Por tanto eran seres humanos simbólicos y complejos.
P.- ¿También fueron capaces de desarrollar formas artísticas?
R.- Sí, por supuesto. En Gibraltar encontramos un grabado y posteriormente se han detectado pinturas en varias cuevas de la Península.
P.- ¿Fueron buenos cazadores de aves?
R.- Aquí, en Gibraltar, hemos encontrado restos de 161 especies de aves en asociación con neandertales en cuatro cuevas. Eso representa el treinta por ciento de las especies de aves de Europa. Creo que eso contesta la pregunta. Muchos restos tienen claras señales de intervención por neandertales, cortes hechos con sus cuchillos, quemaduras de haberlos cocinado, incluso en algún caso impronta de dientes de neandertal en los huesos de las aves.
P.- ¿Qué utilidad daban a las plumas de las aves que cazaban?
R.- Fundamentalmente las aves las empleaban como comida –palomas, perdices, patos– y las plumas para adornarse, las de rapaces y córvidos.
P.- ¿Cómo entronca con sus investigaciones su afición a la ornitología?
R.- Perfectamente. Mi afición ornitológica se convirtió en profesión hace ya mucho tiempo. Mi doctorado en la Universidad de Oxford fue sobre ecología evolutiva de las aves. Esto me ayudo a pensar y a comprender a los neandertales a través de las aves que cazaban. El conocimiento de la ecología es fundamental para entender a los neandertales y entrar en su mundo.
P.- ¿Si todos los no africanos portan genes neandertales, quiere eso decir que el hombre actual es heredero directo suyo?
R.- Sí, sin duda. Es heredero parcial. Al final son –y me incluyo yo, ya que sé que llevo genes neandertales y sapiens– híbridos.
P.- ¿Queda mucho por investigar en las cuevas de Gibraltar?
R.- Tengo asumido desde hace mucho tiempo que no veré el final del proyecto, ¡queda tanto por hacer y por descubrir!
P.- ¿Sus teorías podrían sustentarse sin los avances efectuados en la investigación en ese lugar?
R.- Es un punto de apoyo. Con el asunto del consumo de aves nuestros datos, junto a otros procedentes de Italia, fueron los primeros. Nadie sospechaba esto. Ahora ya se encuentran evidencias en muchos otros lugares, tan distantes como Crimea.
P.- ¿Sus investigaciones pueden situar a Gibraltar como «capital mundial neandertal»?
R.- Bueno, un amigo canadiense, al verlo por primera vez, la llamo “Neanderthal City”. Sin duda era un lugar privilegiado para ellos. Sí, por qué no “capital mundial neandertal”. La UNESCO la reconoció como Patrimonio de la Humanidad en 2016. Junto con Monte Carmelo, en Israel, son los dos únicos lugares calificados Patrimonio de la Humanidad que representan a los neandertales.
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