El UPMSat-2 volará en un cohete Vega en la misión SSMS POC (Small Spacecraft Mission Service Proof of Concept), que embarcará a más de 50 microsatélites, nanosatélites y cubesats de distintos países.
El lanzamiento, pospuesto por la crisis sanitaria de la COVID-19, tendrá lugar en la madrugada del 18 al 19 de junio a las 03:51 horas española, (18 de junio a las 22:51 horas en Kurú, Guayana Francesa, desde donde despegará).
Ante la imposibilidad de que los equipos de trabajo de los diferentes satélites se trasladen a Kurú, será el personal propio de Arianespace -operador del cohete- quien realice las últimas actividades de puesta a punto de los mismos y su integración en el lanzador, informa la UPM en una nota.
El Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva (IDR/UPM) monitorizará esas operaciones en tiempo real desde España, mediante una conexión audiovisual con la base, para garantizar que todos esos preparativos se realizan correctamente según lo previsto.
UPMSat-2 es un proyecto universitario, con un ajustado presupuesto y que en casi una década de desarrollo ha ido solventando diversas adversidades, relata la propia universidad.
El segundo satélite de la UPM iba a ser lanzado inicialmente en septiembre de 2019, pero un fallo del lanzador Vega en julio del mismo año debido a una anomalía termoestructural provocó un retraso de seis meses.
La siguiente fecha de lanzamiento estaba fijada para el 24 de marzo de 2020, y esta vez fue la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus la que provocó el retraso.
Durante los próximos dos años, UPMSat-2 será una plataforma de demostración tecnológica en órbita. Y es que, los equipos que alberga en su interior responden a experimentos de innovación tecnológica de empresas españolas y europeas.
Por ejemplo, se testará el comportamiento de un conmutador térmico miniaturizado de nuevo desarrollo, propuesto por IberEspacio; habrá pruebas de un magnetómetro experimental de alta sensibilidad, de Bartington; monitorización de los efectos de la radiación a bordo, propuesto por Tecnobit y STRAST; o experimentos de control térmico.
«Nos gustaría que UPMSat-2 se viera como el resultado del esfuerzo sostenido de un grupo de alumnos y profesores dentro de la universidad, venciendo las múltiples dificultades que han ido surgiendo a lo largo de estos años», subraya Ángel Sanz, director del IDR/UPM.
En este campo «no hay nada fácil, y en este caso tampoco lo ha sido, con los diferentes retrasos y ahora la pandemia. Pero asumimos todo ello como un aprendizaje, que será único para los más de 70 alumnos involucrados en el proyecto», recalca este experto.
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