El lanzamiento está fijado el 2 de septiembre a las 03.51 hora española (22.51 del martes hora de Kurú) a bordo del cohete Vega VV16 junto a otros 52 cubesat, micro y nanosatélites de varios países, según ha informado Arianspace.
En un primer momento, el despegue estaba previsto para el pasado marzo, pero la crisis del covid-19 hizo reprogramarlo a junio, sin embargo, las condiciones del viento en altura en Kurú obligaron a suspenderlo en varias ocasiones, hasta que, finalmente se decidió fijarlo para septiembre.
El UPMSat-2, de unos 50 kilos de peso y una vida útil estimada de dos años, ha sido desarrollado por del Instituto Universitario de Microgravedad Ignacio Da Riva, de la Universidad Politécnica de Madrid.
Diseñado y construido dentro de un entorno universitario, el proceso duró siete años y en él han colaborado unos 70 estudiantes, cuya participación fue fundamental, según la Universidad.
Se trata de un proyecto de microsatélite educativo, científico y de demostración tecnológica que ejecutará experimentos de innovación tecnológica de interés para empresas españolas y europeas.
Entre otras tareas, testará el comportamiento de un conmutador térmico miniaturizado propuesto por IberEspacio; probará un magnetómetro experimental de alta sensibilidad, de Bartington y realizará experimentos de control térmico y de control de actitud basados en el campo magnético terrestre.
El UPMSat-2 orbitará la Tierra a una velocidad de 7 kilómetros por segundo a una altitud aproximada de 500 kilómetros y las comunicaciones se realizarán desde la estación terrena de seguimiento en el campus universitario que la UPM tiene en Montegancedo (Madrid).
La misión del Vega VV16 servirá además para probar, por primera vez, el Servicio de Misiones de Pequeñas Naves Espaciales (SSMS) de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Este vuelo es una prueba de concepto para demostrar la viabilidad técnica y financiera del nuevo dispensador de satélites de pequeño tamaño, que permite el viaje y puesta en órbita de muchos a la vez.
Hasta ahora, para lanzar microsatélites se depende de la capacidad extra de los cohetes que ya transportan uno de gran tamaño, pero los espacios son limitados y es difícil encontrar una misión con los requisitos adecuados.
Cuando el cohete llegue al espacio, los satélites se irán separando del dispensador SSMS, siguiendo una secuencia coordinada, a 550 kilómetros sobre la Tierra.
Estrella Digital