La costa este de Gran Canaria acoge desde esta semana el proyecto europeo OceanNETs, del Centro Helmholtz de Investigación Oceánica de Alemania (Geomar) y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), que analiza por primera vez cómo lograr que el océano absorba más CO2 a través de procesos de alcalinización y ayude así a aliviar el calentamiento global.
Se trata del proyecto «más ambicioso» de los llevados a cabo en este campo de las conocidas como «tecnologías negativas» por su potencial para reducir la cantidad de CO2 presente en la atmósfera, ha asegurado a Efe el coordinador del Grupo de Oceanografía Biológica de la ULPGC, el catedrático Javier Arístegui, quien participa en el experimento.
Arístegui ha destacado que el apoyo científico de la ULPGC, la logística que aporta la Plataforma Oceánica de Canarias desde el puerto de Taliarte (Gran Canaria), así como la colaboración que mantiene la universidad canaria desde hace años con el centro de estudios alemán Geomar, han hecho posible que este experimento sin precedentes se materialice en las islas.
Medio centenar de científicos, la mayoría de la ULPGC y del centro de investigación alemán, con el apoyo de alumnos de ambas instituciones, llevarán a cabo el proyecto, que también ha captado el interés de estudiosos de otros países y centros españoles, además de la atención de empresas de Estados Unidos y del norte de Europa.
El estudio tiene como objetivo proporcionar una evaluación integral de las medidas específicas para la eliminación de CO2 en el océano.
Según las estimaciones actuales del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el objetivo de limitar el calentamiento global por debajo de 1,5 grados, adoptado en el Acuerdo de París de 2015, no es posible alcanzarlo sin la eliminación activa de CO2 de la atmósfera y, a partir de este proyecto OceanNETs, se investiga hasta qué punto los enfoques basados en los océanos podrán contribuir a ello.
En tubos de ensayo gigantes llamados «mesocosmos», desplegados en aguas costeras del puerto de Taliarte, los investigadores simulan la meteorización acelerada mediante la adición de minerales, un proceso que de forma muy lenta se da en la superficie terrestre y los océanos desde el origen de la Tierra.
Este método conocido como «alcalinización de los océanos» tiene el beneficio colateral de contrarrestar su acidificación, que es una consecuencia de las emisiones continuas de CO2 y que es lo que está provocando, por ejemplo, la pérdida de los arrecifes de coral y de los animales con concha.
Aproximadamente una cuarta parte del CO2 liberado anualmente por los seres humanos se disuelve en el océano y reacciona con el agua formando ácido carbónico, con graves consecuencias para la vida marina, si bien se considera que la alcalinización oceánica es una solución con un gran potencial en la mitigación de CO2, pero es preciso estudiar su impacto en el medio marino.
Por ello, Arístegui ha destacado que este tipo de experimentos resulta indispensable para poder decidir si se puede utilizar a escalas amplias, como una alternativa factible a otras tecnologías negativas con menor potencial mitigador, si bien sus resultados se incorporarán a una evaluación general de todas las medidas oceánicas para la eliminación activa de CO2.
El carácter multidisciplinar del proyecto es otra de sus particularidades, al combinar la experiencia de científicos de las ciencias naturales, la ingeniería, la economía, la sociología y el derecho del mar, pues se persigue sopesar todas las ventajas y desventajas para mitigar el cambio climático en un contexto social, ha recalcado el experto de la ULPGC.
Además del proyecto «OceanNETs,» financiado en el marco del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, el estudio en Gran Canaria está cofinanciado por el proyecto de la UE «AQUACOSM-plus» y el proyecto «Eliminación de dióxido de carbono en los océanos» (Ocean-CDR) de la Asociación Helmholtz.
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