Este avance, que publica la revista «Microbiome», permite mejorar las predicciones actuales sobre las posibles interacciones microbianas en el océano cuando es aplicada a redes de asociación construidas a partir de datos moleculares extraídos de muestras marinas.
Según ha explicado la investigadora del ICM Ina M. Deutschmann, primera autora del estudio, los datos moleculares permiten determinar los organismos que participan en la red, donde las líneas que unen dos o más especies indican una posible interacción ecológica.
«Por ejemplo, si un protista y una bacteria aparecen conectados en una red, esto podría indicar una relación de parasitismo», ha puesto como ejemplo.
«La herramienta intenta mejorar nuestras predicciones de las conexiones en las redes ecológicas, que son similares a las redes sociales o eléctricas. La principal diferencia es que, en este caso, las conexiones representan interacciones ecológicas entre microbios marinos, a través de mecanismos como la simbiosis o el parasitismo», según Deutschmann.
La nueva metodología es aplicable no solo al medio marino sino también al terrestre y, según sus autores, podría servir para estudiar las asociaciones microbianas que se dan en el cuerpo humano, por ejemplo, en el sistema intestinal, que pueden tener efectos importantes en la salud de las personas.
«Esta metodología podría utilizarse en casi cualquier investigación donde se pretenda comprender las interacciones ecológicas microbianas, incluyendo la medicina, la agricultura o la biorremediación del medio ambiente», ha agregado Deutschmann.
Conocer la naturaleza de las interacciones microbianas es clave para predecir, por ejemplo, el efecto del aumento de la temperatura de los océanos, que puede llegar a cambiar la distribución de los microorganismos y causar grandes desequilibrios en la base de la cadena trófica marina.
A este respecto, los autores del trabajo han alertado que «los cambios ambientales que estamos experimentando pueden afectar a las interacciones ecológicas y, en consecuencia, pueden desaparecer especies o cambiar las dinámicas que sustentan el estado actual del microbioma marino, impactando en el funcionamiento global del planeta».
El microbioma del océano -todos los microorganismos y sus genes- es fundamental para el funcionamiento del planeta y para la regulación del clima, porque los microorganismos ejercen un papel esencial en los ciclos biogeoquímicos globales y en la transferencia de energía en las redes tróficas.
Según los investigadores, hasta ahora, las interacciones ecológicas microscópicas eran muy poco conocidas, ya que no es fácil trabajar a escalas tan pequeñas, pero las nuevas técnicas moleculares, capaces de revelar qué especies hay en cada sitio y época del año, y los nuevos métodos computacionales, que permiten construir redes de asociación que representan hipotéticas interacciones ecológicas, permiten ya este tipo de trabajos. EFE
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