Un científico de la Universidad de Granada (UGR) ha demostrado que añadir ceniza volcánica a la arcilla al fabricar ladrillos los hace más resistentes y duraderos y que utilizar estos residuos mejora las propiedades físicas de los productos cerámicos.
El trabajo de Giuseppe Cultrone, investigador del departamento de Mineralogía y Petrología de la UGR, representa una de las pocas investigaciones realizadas hasta la fecha sobre la eficacia de la ceniza volcánica en la fabricación de productos cerámicos.
La deposición y acumulación de grandes cantidades de ceniza volcánica, como la que actualmente está teniendo en lugar en la isla de La Palma, puede ocasionar daños importantes a infraestructuras y edificaciones o restar tracción a vehículos y aviones, además de contaminar acuíferos y cultivos.
«Actualmente, la ceniza volcánica se desecha en vertederos y no existe una legislación clara con respecto a su reciclaje», ha señalado Cultrone, que ha añadido que varios estudios han tratado la reutilización de cenizas volcánicas como aditivo en la elaboración de diversos materiales de construcción, sobre todo morteros y hormigones.
En esta investigación, el científico de la UGR ha estudiado la adición de ceniza volcánica procedente del volcán Etna, en Sicilia (Italia), a una tierra arcillosa de la provincia de Granada con el fin de evaluar la calidad de nuevos ladrillos desde los puntos de vista físico y mecánico.
Para hacerlo, se elaboraron ladrillos añadiendo un 10 y 20 % en peso de ceniza volcánica a la tierra arcillosa y se cocieron entre 800 y 1.100 grados centígrados, lo que provocó la vitrificación de la matriz arcillosa en la que las partículas de ceniza fundieron parcialmente.
La adición de ceniza volcánica redujo la cantidad de agua de amasado requerida en el proceso de producción hasta en un 14 %.
Desde un punto de vista físico, la adición de esta ceniza redujo la porosidad de los ladrillos, tendencia que se intensificó a medida que aumentaba el contenido en ceniza, y los volvió más compactos y con más resistencia a la compresión.
Los ladrillos elaborados con ceniza volcánica resultaron ser más duraderos con respecto a los mismos ladrillos sin este aditivo frente al deterioro producido por la cristalización de sales y eran más resistentes cuanto más alto era el contenido en ceniza.
Este estudio ha demostrado que la ceniza volcánica tiene un gran potencial de reutilización para el sector de la industria cerámica.
«La ceniza volcánica no debería considerarse más como un residuo a desechar, sino más bien un recurso en la producción de nuevos materiales de construcción eficientes y duraderos contribuyendo al desarrollo de una economía circular», ha resumido Cultrone.
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