Se refiere en concreto a una investigación independiente, aún sin publicar, de varios trabajadores del hospital de Barbastro (Huesca) que ha circulado por redes sociales y que relaciona la vacunación de la gripe con la COVID-19.
En un comunicado, la AEV rechaza «categóricamente» este estudio y expone una serie de consideraciones clínicas, epidemiológicas y metodológicas que «invalidan por completo» la hipótesis de sus autores.
La #AEV desmiente categóricamente la información sobre la asociación entre el Polisorbato 80 y la infección por SARS-CoV-2@SEMERGENap @SEinmunologia @seggeriatria @CAV_AEP @SochinfOficial @saludpublicaac @SADI_ORG
— Vacunas.org (@AEV_Vacunas) July 1, 2020
De esta forma, sostiene que en todos los países las muertes por coronavirus se han concentrado en las edades más avanzadas, en las que hay grandes variaciones en cuanto a la cobertura vacunal de la gripe, que va desde el 5 % en China hasta más del 70 % en el Reino Unido.
Además, ha habido «un importante» número de menores de 65 años afectados, cuando esta vacuna no se les administra.
Los expertos de la AEV hacen hincapié en que el Polisorbato 80, uno de los componentes de la vacuna que citan los autores del estudio de Barbastro, también está presente en otras del calendario infantil, y han sido precisamente los niños los menos afectados por el coronavirus.
Según la AEV, los autores del estudio postulan que entre los fallecidos la cobertura de vacunación era más alta que en el Sector Sanitario de Barbastro pero no tienen en cuenta que los brotes y las muertes han afectado en mayor medida a las personas que viven en residencias y que es en esos lugares donde las tasas de vacunación gripal son más altas.
La AEV asegura que los autores del estudio reconocen que contemplaron la posibilidad de una contaminación de las vacunas frente a la gripe con el SARS-CoV-2, analizando una vacuna para buscar una posible contaminación.
Sobre este punto, el comunicado de la AEV señala que las vacunas administradas en la campaña 2019-20 están fabricadas, envasadas y distribuidas entre marzo y octubre de 2019.
Así, abunda en que la posible contaminación con el virus SARS-CoV-2 iría «en contra tanto de la credibilidad de los procesos de calidad realizados en todas las vacunas como del momento de la aparición del virus».
Además, entre otras cosas, prosigue, la mayoría de la población se vacunó entre octubre y diciembre 2019 y los casos se presentaron entre marzo y de este año.
Estrella Digital