Además, en la mayor parte de los casos no se contó con el Comité de Ética del centro o se desconocía este hecho.
Estas son algunas de las conclusiones del informe «Los profesionales sanitarios frente a la COVID-19. La reforma necesaria del Sistema Nacional de Salud» elaborado por la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria (Fundación IMAS), presentado este martes y que recoge las experiencias, evaluaciones y propuestas de casi 2.500 profesionales sobre la crisis del coronavirus.
La encuesta, realizada entre el 24 de abril y el 31 de mayo, pone de manifiesto una gran falta de previsión, ausencia de recursos y una alta tasa de infección entre los profesionales sanitarios, sobre todo en enfermería.
El 71 % de los encuestados son médicos y el 17 % enfermeras. Un 70 % trabaja en hospital y el 15 % en centros de salud.
El estudio revela que el 31 % de los profesionales no dispuso de equipos de protección suficientes cuando los necesitó. Del 69 % restante, más de la mitad (54 %) los tuvo hasta pasadas más de dos semanas de decretarse el estado de alarma.
El 86 % de los encuestados desconocía la existencia de un plan de contingencia contra pandemias en su centro sanitario y siete de cada diez opina que no hubo recursos suficientes para identificar a los profesionales contagiados.
La tasa de contagio entre los sanitarios estimada en esta encuesta es del 16,4 %, alcanzando el 26 % entre las enfermeras con atención directa a pacientes infectados.
Por otro lado, el 73 % de los profesionales opina que faltaron recursos para el diagnóstico de la COVID-19 en pacientes sospechosos.
El doctor Carlos Macaya, presidente de IMAS y jefe de servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, ha señalado que la crisis ha puesto en evidencia que el sistema sanitario como tal no es tan eficaz cuando se enfrenta a un problema de esta envergadura.
Para los encuestados lo que «mejor» ha funcionado durante la crisis ha sido la actuación de los profesionales sanitarios y lo «peor» el Ministerio de Sanidad y las consejerías de Salud, por lo que suspenden la gestión de ambas administraciones (3,6 y 4,3 sobre 10, respectivamente).
Las comunidades peor valoradas, con notas por debajo del 5, son: Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón, Madrid y Cantabria, que roza el aprobado. La que mejor puntuación obtiene es Asturias.
Además, los profesionales consideran que actuaron con retraso (86 % en el caso de las consejerías y 92 % refiriéndose al ministerio).
El estudio también muestra una gran capacidad de adaptación de los centros sanitarios, quienes elaboraron protocolos para evitar el contagio de los profesionales (71 %), así como para el manejo de pacientes con sospecha de COVID-19, aunque las medidas se tomaron ya avanzado el estado de alarma.
El 78 % de los profesionales afirma que se crearon protocolos de derivación desde atención primaria o urgencias a otros centros (el 61 % posteriormente a las primeras semanas del estado de alarma) pero la derivación no incluyó a la sanidad privada en el 58 % de las respuestas.
Por último, destaca el impulso de la utilización de la telemedicina (82 % de respuestas) y el trabajo en equipos multidisciplinares (68 %).
De cara al futuro, los profesionales ponen de manifiesto la necesidad de reformar el Sistema Nacional de Salud: otorgar mayor autonomía de gestión a los profesionales sanitarios, enfocar la atención a la salud comunitaria y mayor coordinación.
Apuestan por pasar de una asistencia centrada en el hospital a otra basada en la salud pública y comunitaria. Además, reclaman una reorganización de la asistencia para atender distintos grupos de pacientes y la realización de test a sospechosos de contagio para la detección precoz de infectados, entre otros aspectos.
Ante la posibilidad de una nueva oleada de coronavirus, el doctor Macaya, presidente de la Fundación Española del Corazón, ha considerado que la situación será «más controlable», por lo que ve «improbable» que se llegue a un colapso hospitalario o que haga falta «otro Ifema», en referencia al hospital de campaña construido en el recinto ferial de Madrid.
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