Estas son algunas de la propiedades de «Guantelet«, diseñado por la empresa JMP Ingenieros, situada en el municipio riojano de Sotes, de unos 300 habitantes; y que tiene la posibilidad de producir ya unos 20.000 pares al mes, tras haber superado un ensayo realizado por el Centro de Investigación Biomédica de La Rioja (CIBIR).
El consejero delegado de JMP Ingenieros, Eduardo Remírez, ha explicado a Efe que «la importancia real de este guante es que, desde el primer instante que el entra en contacto con una superficie contaminada, el mecanismo del tejido del que está formado empieza a funcionar y en su interior se destruye el material genético del virus en una hora».
Ello, además, «nos permite recuperar una cierta normalidad en la interacción que tenemos con objetos y personas, con la seguridad de que no vamos a contagiar a nadie y que no nos van a contagiar», ha añadido ese ingeniero.
VOLVER A DAR LA MANO
Volver a dar la mano y compartir un teléfono móvil, por ejemplo, son dos de las acciones que eran «normales» antes del inicio de la pandemia, «formaban parte de nuestro día a día y ahora las hemos perdido», asegura Remírez, quien defiende que, con el uso de «Guantelet«, se pueden volver a recuperar con seguridad.
Su diseño se ha forjado durante «nueve meses y con un trabajo complicado de 14 horas al día», en el que ha colaborado un equipo multidisciplinar formado, entre otros, por ingenieros industriales, electrónicos y mecánicos textiles; químicos, biólogos y médicos de diferentes países, como España, Inglaterra, Israel y Suiza.
El tejido de este guante está compuesto por materiales que son «confidenciales», pero en su proceso se han utilizado nanopartículas, algunas de ellas basadas en iones de plata, poliamida y elastanos; y «ningún elemento es nocivo para la salud».
Además, su actividad antibacteriana es del 99,99 %, de acuerdo con los ensayos realizados por el Centro de Investigación Textil-AITEX, situado en la Comunidad Valenciana.
Ha insistido en que la tecnología empleada permite incorporar la función de autolimpieza, por lo que «los guantes vuelven a estar listos en una hora sin necesidad de ser lavados», aunque la propiedad antiviral tiene un rendimiento de hasta 30 lavados.
Se trata de un producto plenamente elaborado en España, en municipios de La Rioja y de la Comunidad Valenciana, y, aunque la posibilidad de producción actual es de 20.000 pares al mes, se pueden alcanzar los 200.000, ha subrayado Remírez.
Ya han recibido pedidos de instituciones, particulares y empresas de varios países, como una compañía aérea de Estados Unidos, que lo quiere para su personal de a bordo y de tierra.
SESENTA MINUTOS
Para certificar la eficacia de este guante, el CIBIR ha realizado un ensayo a partir del material genético del Sars-VCov-2 -responsable de la pandemia de la Covid-19-, suministrado por el Departamento de Normas de la Unión Europea.
Este análisis ha certificado el cien por cien de destrucción del material genético del virus en la primera hora, ha señalado a Efe el director de la Unidad de Angiogénesis del CIBIR, Alfredo Martínez.
Se ha tratado de constatar si el tejido del guante era capaz de destruir ese material genético del virus más rápido que la vida media que tiene sobre una superficie.
Martínez y la también investigadora del CIBIR Josune García incubaron pequeños trozos del material del tejido del guante con el material genético del virus durante un tiempo.
Después, recuperaron el material genético que quedaba en el tejido del guante y lo cuantificaron mediante técnicas de PCR, que son las mismas que se usan en las personas para determinar si están o no infectadas.
«Este experimento -según Martínez– nos permitió comprobar que todo el material genético del virus que poníamos en contacto con el tejido del guante había sido completamente destruido a los sesenta minutos».
Esa hora es un tiempo mucho más rápido de destrucción del material genético del coronavirus que el que los investigadores observaron en muestras que no estaban expuestas al tejido del guante, ha concluido.
Ana Lumbreras