La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) va a impulsar el primer ensayo clínico a nivel mundial que evaluará si el trasplante hematopoyético de sangre de cordón umbilical, utilizado para el tratamiento de algunos tipos de cáncer hematológico, puede servir también para curar el VIH en aquellos pacientes con estos tumores que están infectados con el virus.
La iniciativa surge tras haberse identificado una mutación genética rara que puede estar presente en algunas muestras de sangre de cordón umbilical, la variante CCR5 Delta 32, que parece capaz de eliminar cualquier rastro del VIH e incluso produce una resistencia natural a la infección.
Según ha explicado Rafael Duarte, director del programa de Trasplante Hematopoyético del Instituto Catalán de Oncología (ICO) e investigador que liderará el ensayo, este gen es utilizado por el VIH para entrar en el organismo por lo que, cuando está mutado, «es como si cambiáramos la cerradura de la llave».
El primer paciente en demostrar esta curación es el que se conoce como ‘paciente de Berlín’, un ciudadano norteamericano con VIH y leucemia que, tras someterse en 2007 a un trasplante, en este caso de células de médula ósea, quedó libre del virus y desde entonces no necesita terapia antirretroviral.
La situación se repitió el año pasado en el Instituto Catalán de Oncología (ICO), que en colaboración con el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y el Banco de Sangre y Tejidos de Barcelona también consiguió eliminar el virus en un paciente con linfoma que se sometió a un trasplante de células de cordón umbilical.
La intervención se realizó en septiembre y tras ella no había restos de VIH en sus células y, cuando se intentaban infectar fuera del organismo, eran resistentes. No obstante, el linfoma continuó progresando y falleció apenas tres meses más tarde, por lo que no hubo tiempo para interrumpir el tratamiento del VIH y ver si continuaba libre del virus.
Un hallazgo que, según Javier Martínez, virólogo del IrsiCaixa, permite «especular con la posibilidad de curación» gracias al uso de estos trasplantes.
Para corroborarlo, el estudio se compondrá de una primera parte en la que se realizará el tipaje de las 60.000 muestras de sangre de cordón que tienen almacenadas los siete biobancos que hay en España para identificar aquellos que presentan dicha mutación.
Los investigadores calculan que podría estar presente en entre 250 a 300 muestras, y podrían estar identificadas durante el primer trimestre del año, antes del 31 de marzo. El coste de dicho tipaje será de unos 4 euros por muestra, unos 240.000 euros.
Estas unidades, según ha explicado el director de la ONT, Rafael Matesanz, quedarán «inmediatamente reservadas» y no estarán a disposición para otro tipo de trasplantes, ya que son «verdaderas joyas terapéuticas».
A partir de ahí, se iniciaría el ensayo clínico en el que se irían incluyendo pacientes a medida que se encontraran casos con las características requeridas: afectados por un tumor hematológico y candidatos a un trasplante de estas características que, además, tengan VIH.
Entre 2 y 3 posibles ‘candidatos’ al año
En España se estima que podría haber entre 2 y 3 pacientes al año con estas características. De hecho, ha explicado Duarte, se estima que en la última década se han sometido a un trasplante de células de sangre de cordón unos 150 pacientes en España.
En esta primera fase participarán, además del ICO, los hospitales madrileños del Gregorio Marañón y el Puerta de Hierro-Majadahonda, y todos los pacientes incluidos se someterán a un seguimiento de al menos un año.
No obstante, Matesanz ha aclarado que estas muestras no estarán en exclusiva para pacientes españoles y «si un equipo de otro país lo solicita también se le podrá proporcionar siempre que se considere que está totalmente indicado y cumple las mismas condiciones de los pacientes que entran en el estudio».
Avance a largo plazo
El director del estudio, Rafael Duarte, ha aclarado que estos trasplantes no son extrapolables a pacientes con VIH sin estos tumores ya que son «procedimientos complejos» y tienen una tasa de complicaciones y mortalidad que puede afectar al 15-20 por ciento de los pacientes. «En pacientes que se tratan y se pueden controlar no es asumible un riesgo de este tipo», ha insistido.
No obstante, se ha mostrado «ilusionado» porque el estudio puede aportar nuevas pistas de cómo se comporta esta mutación de cara a «aplicarla en otras estrategias menos agresivas y pueda extenderse a otros pacientes».
«No hablamos solo de datos cuantitativos, para nosotros también es muy importante el aspecto cualitativo», ha añadido Martínez, que cree que se debe «aprender de estas situaciones» para tratar de «reproducir» el caso de Berlín. «Intentamos encontrar aquellas variables que hacen que este paciente siga sin el virus», ha insistido.