Con este instrumento para detectarlo, tratarlo y prevenirlo en lo posible, el dolor pediátrico viene monitorizado por el personal de enfermería como una variable más del bienestar del niño, midiendo su intensidad y frecuencia como puede hacerse con la temperatura, el pulso o la respiración, ha informado este hospital madrileño en una nota de prensa.
El dolor se identifica en función de la edad y el desarrollo cognitivo del menor, de manera que existen cuatro tipos de protocolos de medición: neonato, niño pre-verbal o que carece de desarrollo cognitivo para hablar, niño de 5 a 10 años y un último para menores a partir de esta edad.
Esta primera guía, premiada en la V Edición del Premio a la Labor contra el Dolor Infantil de la Sociedad Española del Dolor, recoge igualmente el desarrollo de métodos para prevenirlo en las manipulaciones terapéuticas como extracciones sanguíneas, punciones u otras pruebas que no están cubiertas analgésicamente.
Porque, según Jesús Cebrián, adjunto al Servicio de Anestesiología y Reanimación Infantil, «son tan importantes las medidas terapéuticas farmacológicas como las medidas de acompañamiento, confort o las medidas psicológicas para disminuir el grado de dolor percibido por los niños».
En solo un año de aplicación en el Gregorio Marañón, el protocolo ha logrado reducir la cantidad de niños con dolor en 10 puntos respecto al estudio anterior, que situaba la prevalencia en un 56 por ciento; además, los equipos de enfermería han podido incrementar su detección hasta en un 70 por ciento.
AM