Los casos de sarna están en aumento a nivel nacional a raíz de la pandemia de la covid-19, un repunte que los dermatólogos achacan a la dificultad de acceso de los afectados a los servicios de atención primaria durante el confinamiento, el incremento de las reuniones sociales en domicilios y los recortes en Sanidad de la última década.
La sarna, también conocida como escabiosis, es una enfermedad de la piel causada por el ácaro sarcoptes scabiei que se sitúa en la capa más superficial de la piel de todo el cuerpo, a excepción de la cara y la cabeza, y cuyo principal síntoma es el picor y la hinchazón, que según un estudio del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza se está dando un aumento a raíz de la pandemia que preocupa a los dermatólogos.
«La sarna siempre ha estado, no es que algo que se haya ido o que haya vuelto, pero es verdad que antes era algo muy esporádico y ahora vemos que es mucho más frecuente», señala en declaraciones a Efe el coordinador del Grupo de Epidemiología y Promoción de la Salud de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), Eliseo Martínez.
El experto plantea que los cambios de hábitos durante el confinamiento y las reuniones sociales en los domicilios han podido influir, así como la dificultad de acceder a los médicos de familia durante los meses de confinamiento, que fomentaron que «se contagiara con mayor facilidad, sin tratamientos ni prevención».
«El sistema está sobrecargado con la pandemia, los pacientes están teniendo más difícil llegar al médico con lo que se tarda más en diagnosticar y en tratarse», señala Martínez, que añade que «todo el tiempo que el paciente está con la enfermedad está contagiando».
En España no se da un seguimiento epidemiológico de esta enfermedad como ocurre con el covid, el VIH o la sífilis, por lo que al no llevar un registro de los casos positivos, «la sarna no sale de la consulta de dermatología y del historial clínico de cada paciente», señala Martínez, lo cual impide conocer cifras exactas.
Según dos informes del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y del Centro Nacional de Medicina Tropical (CNMT) del Instituto de Salud Carlos III publicado el pasado mes de noviembre, la sarna ya estaba en aumento desde 2014 y se observa una tendencia creciente de ingresos hospitalarios en los últimos años.
Sus investigadores achacaban este aumento a los «recortes en los servicios sociales y sanitarios», además del «empeoramiento de las condiciones de vida por la crisis económica de 2008».
Los dermatólogos alertan de que la sarna puede ser un problema de salud pública, ya que puede afectar a cualquier persona y no se ha demostrado que haya mayor prevalencia en ninguna franja de edad, clase social, económica o cultural.
«Es una infección como cualquier otra y todos tenemos el riesgo de contraerla en algún momento», señala Martínez, que pide combatir el gran estigma asociado de que aparece por falta de higiene, y eso es «rotundamente falso».
La mayor parte de los casos se da en familias con varios convivientes en el mismo domicilio, residencias de ancianos y hospitales y su tratamiento se basa en la aplicación de una crema desde el cuello hasta los pies durante un día, acción que se repite a los 7 días para acabar con las huevas del parásito.
El experto recomienda lavar la ropa, sábanas y cualquier tejido a 60 grados o guardarla en bolsas de plástico entre 8 y 10 días en aquellos hogares donde se ha dado un caso o se sospecha de él.
Martínez recalca que la sarna no genera inmunidad, por lo que se puede generar un «círculo vicioso» de que se contagien miembros de una misma familia de forma constante si no se acude a los profesionales sanitarios.
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