El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, ha presidido el acto de presentación de ese plan, que pretende reducir hasta 2030 en un 25 % la obesidad infantil en España.
Son 200 las medidas que se incluyen en la iniciativa repartidas en seis líneas estratégicas: promover la actividad física y el deporte, una alimentación saludable, bienestar emocional y descanso adecuado, reforzamiento de los sistemas públicos para promover estilos de vida sanos, garantizar la protección a la salud de la infancia y crear un cambio cultural en este ámbito.
Es en el segundo de esos apartados, el relativo a la alimentación saludable, en el que el plan, que ha corrido a cargo del Alto Comisionado para la Pobreza Infantil, Ernesto Gasco, se refiere a los comedores escolares.
En concreto, plantea garantizar la oferta de ese servicio en todas las etapas educativas así como incorporar educación sobre nutrición y gastronomía en los planes de estudio.
Asimismo, prevé garantizar becas comedor para la infancia en situación de vulnerabilidad y establecer tarjetas digitales de ayuda alimentaria.
A ello añade el acceso a agua de consumo gratuita en centros públicos y de restauración e incrementar el número de fuentes en pueblos y ciudades.
Junto a esas medidas, aboga por regular la oferta alimentaria de centros educativos, sanitarios y deportivos y promover la lactancia materna.
En el apartado relativo a la actividad física, se propone desarrollar la ley del Deporte y la estrategia nacional para su fomento, aumentar las ofertas extraescolares deportivas y usar instalaciones escolares para este uso como espacios abiertos.
Prevé que los centros sanitarios impulsen la prescripción de ejercicio físico y se marca como objetivo disminuir la brecha social y de género en la práctica deportiva.
Para mejorar el bienestar emocional y el descanso, el plan recoge una atención precoz de problemas de salud metal, incluir su cuidado en el currículo educativo y educar sobre rutinas saludables de sueño.
En cuanto al reforzamiento de los sistemas públicos para promover estilos de vida saludables, propone actualizar y modernizar los servicios sociales dirigidos a la infancia, desarrollar una normativa de apoyo a las familias vulnerables con hijos y crear un sistema integrado de vigilancia de la obesidad infantil.
Con el fin de garantizar la protección a la salud de la infancia, aboga por desarrollar la regulación de la publicidad de alimentos y bebidas, un etiquetado más comprensible de los productos y luchar contra el ciberacoso.
El último apartado, relativo a la creación de un cambio cultural hacia estilos de vida saludables, plantea crear alianzas en favor de ese objetivo entre sectores implicados, líderes de opinión y medios de comunicación, así como sensibilizar sobre la naturaleza de la obesidad infantil y reforzar la formación de profesionales del entorno sanitario y educativo.