Aficionados y no aficionados al fútbol, nacionales y extranjeros, se reunieron este viernes en enormes concentraciones en toda Sudáfrica para ver en pantallas gigantes de televisión la ceremonia de inauguración y el primer partido del Mundial 2010 entre las selecciones sudafricana y mexicana.
Nelson Mandela, el padre de la nueva Sudáfrica, elegido presidente hace dieciséis años después de haber permanecido veintisiete en prisión, no acudió, finalmente, al palco por la muerte de su biznieta Zenani, ayer en accidente de tráfico. En la tribuna de honor había una veintena de jefes de Estado, incluido el presidente de México, Felipe Calderón.
En alardes de color y sonido, dominados por el amarillo de la camiseta de los ‘bafana bafana’, la selección sudafricana, y las ‘vuvuzelas’, las trompetas de plástico con las que se animan los hinchas del país, la población de Sudáfrica se echó a la calle y se reunión en los parques preparados para ver el Mundial.
Al mediodía, cuatro horas antes del inicio del partido Sudáfrica-México y dos antes de comenzar la ceremonia de inauguración, las calles de las céntricas zona de Sandton y Fourways, en Johannesburgo, estaban colapsadas por miles de vehículos que trataban de llegar a los ‘parques para hinchas’.
Sin embargo, las personas atrapadas en los monumentales atascos se tomaban la situación con ánimo y humor, mientras hacían sonar las atronadoras ‘vuvuzelas’ y ondeaban sus banderas, la inmensa mayoría de Sudáfrica, pero también muchas de los restantes 31 países que participan en el campeonato.
En Ciudad del Cabo, aficionados de países africanos, europeos, latinoamericanos, asiáticos y de Oceanía llenaban al mediodía los ‘parques para hinchas’ para ver juntos en la calle los acontecimientos que se desarrollan en el estadio de Soccer City, entre Johannesburgo y Soweto.
La normalmente tranquila Ciudad del Cabo veía al mediodía como rebosaba de público el principal parque preparado para ver el Mundial, con capacidad para 25.000 espectadores, rodeado de policías antidisturbios preparados para evitar incidentes, según mostraban las televisiones locales.
En ciudades pequeñas, como Bloemfontein, que también cuenta con una sede del Mundial, los hinchas sudafricanos también se echaron a la calle para ver el espectáculo en medio del ruido teñido de amarillo.
Pero no sólo las ciudades se han echado a la calle, sino que en pueblos pequeños, de unos centenares o pocos miles de habitantes, se han montado también puntos de concentración, para que los vecinos puedan ver a las cuatro, juntos, el partido Sudáfrica-México, según informó la agencia local SAPA.
Atascos en los aledaños del Soccer City
Pero el mayor atasco se produjo en los accesos al Soccer City, escenario de la apertura y el próximo 11 de julio de la final del Mundial Sudáfrica 2010, donde muchos aficionados trataron de acceder en sus coches pese a la advertencia de las autoridades de que la zona del estadio estaría cerrada al tráfico.
Los autobuses de la organización, según pudo comprobar Efe, tardaron en algunos casos hasta tres horas en alcanzar el área restringida y muchos de los aficionados con entradas se vieron en la imposibilidad de llegar con antelación, al no poder superar la barrera de vehículos que inundaban las carreteras y autopistas de la zona.
Por otro lado, desde la diez de la noche del jueves, las autoridades sudafricanas establecieron también un plan de defensa aérea con la restricción de vuelos en las zonas de los estadios y un reforzamiento del control de espació aéreo por parte de la Fuerza Aérea Sudafricana.
Cualquier vuelo, con excepción de los regulares de las líneas aéreas deben solicitar estos días autorización para el despegue con 48 horas de antelación, para permitir a los organismos de seguridad un examen de sus condiciones, y los procedentes del extranjero lo deben hacer con una semana de antelación.
La Policía sudafricana ha destinado casi la cuarta parte de sus efectivos, 40.000 de los 190.000 agentes del país, a la protección del Campeonato del Mundo de Fútbol, y tendrán apoyo de los militares y de las policías de los otros 31 países participantes.