Siento no estar de acuerdo con Fernando González ni con Pinocho en su reflexiones que nos regalaron hace unos días sobre Mourinho. El Real Madrid no va a perder el señorío por las maneras del portugués. Lo tiene perdido desde hace bastantes años y, con todo el dolor de mi corazón, sin ningún viso de recuperación, al menos inmediata. Siempre se ha dicho que la entidad es más que un ministerio y el presidente más que un ministro. Y en efecto así es. La desgracia para el madridismo es que, a partir de Don Luis de Carlos, todos los que se han acercado a la presidencia lo han hecho para aprovecharse de ella. Ramón Mendoza, Lorenzo Sanz, Florentino Pérez en sus dos etapas y, qué vamos a decir, de Ramón Calderón. Vean sino las trayectorias de todos. Ninguno, salvo Mendoza en la primera etapa con la “Quinta del Buitre” ha creído en la cantera y sin excepción han buscado grandes fichajes de astronómicas cifras. Con permiso por la comparación, el Real Madrid de las últimas décadas es como los gobiernos con la educación. Cada ministro ha tratado de imponer un sistema educativo y el resultado está a la vista: fracaso y España a la cola de la enseñanza europea. En Concha Espina, cada presidente ha impuesto un nuevo modelo de gestión basado en el gasto con los resultados conocidos.
Hace años, cuando José María García estaba en plena forma, se preguntaba si el fútbol es un deporte o un negocio. Pues sí, es un negocio para ellos –dirigentes y futbolistas- y una pasión para nosotros, a pesar de que a veces nos rompa el corazón como está haciendo el Real Madrid estos años, por otra parte, con gran agrado de los cada vez más antimadristas.
Ese sentimiento que va creciendo a gran velocidad no es cosa de Mourinho, a mi juicio. O no solo de él. Siempre lo ha habido, basta recordar el eslogan que nació en El Molinón de Gijón: “Así, así gana el Madrid”. En todo, caso Mourinho ha concentrado todas las iras que venían sembrando en los últimos años, especialmente desde que Florentino llegó a la presidencia del Real Madrid. Su prepotencia, superioridad, sus alardes, los fichajes…, y la “valdanización” del Club, cuyo único responsable es Pérez, no han hecho más que generar odio en todos los campos de fútbol. El Real Madrid ya no cae bien. Y en eso, como digo, Mourinho es el último responsable, pero no el único responsable, porque la cosa ya venía de lejos.