El FC Barcelona se estrena este miércoles (22.00 horas) en Copa del Rey con la visita al vecino CE L’Hospitalet, en partido correspondiente a la ida de los dieciseisavos de final en el que quiere dejar vista para sentenciar la eliminatoria pese a las muchas ausencias por compromisos internacionales.
El técnico blaugrana, Pep Guardiola, afronta el choque finalmente con trece jugadores de la primera plantilla gracias al permiso de los internacionales absolutos españoles -hasta ocho- más Abidal (Francia) y Keita (Malí), que se incorporarán a sus selecciones el jueves. Así, el ‘virus FIFA’ será menor de lo previsto inicialmente. La disputa del Mundial de Clubes en diciembre impedía al Barça jugar esta eliminatoria en la fecha prevista, y el primer cambio propuesto por la RFEF dejaba a los ‘culés’ en cuadro, con solo tres efectivos.
No obstante, este miércoles serán únicamente cinco los jugadores del filial que suban al primer equipo, y lo harán con la intención de demostrar a Guardiola su valía para tener más oportunidades en el futuro, como así apuntó el entrenador en rueda de prensa previa. Además, irán a por un resultado amplio que deje vista para sentencia la ronda, ya que la vuelta en el Camp Nou tendrá lugar dos días después de volver de Japón y las condiciones físicas de los blaugranas no serían las óptimas.
Sin Pedro ni Afellay, lesionados, ni los internacionales sudamericanos ni españoles sub-21, el Barça se encontrará enfrente a un ‘Hospi’ que es segundo en el tercer grupo de la Segunda División B a dos puntos del líder, el Atlético Baleares. Los de Jordi Vinyals, técnico formado en ‘can Barça’, son un grupo consolidado que luchan con fuerza por, como mínimo, estar en el ‘play-off’ de acceso a la Liga Adelante. Cuentan con jugadores con pasado blaugrana, como Pitu, y con un David Prats que además es íntimo amigo de Xavi Hernández.
Con un estilo atrevido y el avald e su mejor adaptación al césped artificial, como señaló el propio Guardiola, los de La Feixa Llarga intentarán amargar la noche a los blaugranas y hacer que su regreso, en los poco más de ocho kilómetros que les separan del Camp Nou, sea más largo y menos placentero.
Otra anécdota, sin duda la que tiene más morbo, es que el presidente blaugrana, Sandro Rosell, fue en su época como futbolista jugador de L’Hospitalet y ahora verá el encuentro desde el palco presidencial, no desde el césped.