lunes, noviembre 25, 2024
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«En regatas tan largas a veces pienso qué hago aquí pudiendo estar en casa»

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Once tripulantes, 72.728 kilómetros y nueve meses de competición. Estas son las cifras que marca el mar para dar la vuelta al mundo y los once primeros son nuestro equipo; el Team Telefónica.

Hablamos de Iker Martínez, Andrew Cape, Joao Signorini, Neal McDonal, Jordi Calafat, Xabi Fernández, Pablo Arrate, Antonio Cuevas-Mons, Zane Gills, Diego Fructuoso y Pepe Rives. Llevan casi cuatro meses en el mar y sólo han tenido 13 días libres. «En mi descanso a veces sólo prefiero llevar al nene al parque», cuenta Pepe Rives. Este alicantino de 35 años vive la ‘Volvo Ocean Race’ con su familia a cuestas y los destinos siempre son de lo más exóticos, pero no hay tiempo para parar. Alicante, Ciudad del Cabo, Abu Dhabi, Sanya, Auckland, Itajaí, Miami, Lisboa y Lorient hasta llegar a Galway (Irlanda), una ciudad que no pisarán hasta el 7 de junio de 2012.

«En estas regatas tan largas siempre hay algunas situaciones en las que piensas qué hago aquí pudiendo estar en mi casa con los míos – asegura Rives-, pero no son muchas veces porque si no, no volverías». Aunque cada regatista tiene su historia, para algunos el mar sólo es una vía de escape, pero ese no es su caso. «Lo que me lleva a mí a repetir es que me encanta el mar y sobre todo la competición. La posibilidad de quedar bien al final es lo que más me motiva».

Para la mujer y el hijo de Pepe Rives seguirle por todo el mundo supone muchas horas de aeropuerto, «cuando estamos en el mar no nos vemos durante días». Asegura que para que la experiencia funcione tienen que estar casi tan involucrados en la competición como él, «pero no entendería dedicarme a esto sin poder estar cerca de ellos en cada minuto libre que tengo». Aunque viajan de un país para otro siguiéndole, a veces ellos pueden pasar por casa. Desde luego lo que Rives no se plantea es pasar por ella, «si lo tuviera que dejar ahora mismo lo echaría mucho de menos».

Lo que más asombra es que lo dice consciente a pesar de las adversidades que pasa. Dentro del barco, donde la temperatura llega a alcanzar los 50º centígrados, donde no hay ducha y la higiene se limita a toallitas húmedas y donde la comida es liofilizada es capaz de asegurar que no echa tantas cosas en falta. «Ahora comprendes que esta profesión supone renunciar durante mucho tiempo a muchas comodidades pero como es parte del juego no las echas de menos, sino que aprecias otras pequeñas del entorno que no apreciaría».

El agua que beben es de la potabilizadora y viene del mar. Eso conlleva que cuando hace calor el agua está tan caliente como la del océano, a 30º C, y cuando hace frío, a 5º C. Duermen en lonas de plástico con una estructura alrededor de carbono para tensarlas y además el saco de dormir es compartido. Pasar 270 días con sus diez compañeros puede parecer un Gran Hermano donde no hace falta superar pruebas semanales porque las comodidades básicas ya están perdidas. Y las adversidades meteorológicas llevan los nervios al extremo. Reconoce que pueden surgir problemas pero para ellos ya tiene solución: «Me lo tomo como el matrimonio: a veces cedes tú y a veces cede el otro». El objetivo es hacer siempre lo mejor para el equipo y que los roces se queden en eso, en roces. Sin embargo para lo que a los demás nos puede sugerir un ‘reality’ para ellos eso es su «mundo real».

No seguirían sobre la nave si no les ofreciera satisfacciones diarias. Y las tienen, al menos Pepe Rives. Y es la más evidente: «El mar. Eso no te lo quita nadie, vaya bien la etapa o vaya mal. El mar está ahí siempre, cambiante. Conoces costas que nadie más tiene el placer de ver y navegas por zonas en las que no navega nadie». Recuerda casi a las palabras del replicante Roy (Blade Runner) antes de morir: «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…».

Pero sólo recuerdan, porque aunque sobre el Team Telefónica vivan problemas de salud, volviendo a tierra, descansando y comiendo bien todo se sana. «Lo más común son los golpes, las infecciones de piel, la deshidratación y los dolores de cabeza –narra Rives-, y aunque los menús estén pensados para reponer todas las calorías perdidas a bordo no te apetece comer por diferentes razones, eso sumado a que son 12 horas de trabajo diario al final siempre se acaba perdiendo peso, en mi caso una media de cinco kilos».

Aún le quedan muchas olas por delante a nuestro equipo español. En estos momentos el barco patrocinado por El Corte Inglés, Telefónica, Iberia y Maprhe se aproxima a la meta de la tercera etapa situada en la ciudad china de Sanya. Se mantienen líderes. En qué posición lleguen a la final es imposible de saber, pero como la vida sigue después de pisar Irlanda, la última etapa, Rives ya tiene un plan para su vuelta a España: «Hacer snowboard, montar en bici, estar con mi familia, pasar el domingo en el sofá viendo las motos o la F1 y comer las paellas de mi padre». ¿Y el plan B? «Volver al mar, lo añoro muy pronto».

Eva Díaz

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