Un cabezazo del nigeriano Nosa Igiebor permitió al Real Betis obtener un punto frente al Sevilla (3-3) en un derbi andaluz, perteneciente a la jornada 31 de Liga, que estuvo plagado de emoción en la grada y en el césped, donde los locales tuvieron que levantar un 0-3 para evitar la humillación del vecino. El Sevilla se encontró con el escenario perfecto a los siete minutos. Rakitic, que no se entrenó este miércoles por haber contraído matrimonio, fue el gran protagonista del duelo en la primera mitad. El balcánico, en una acción personal, se encargó de meter el miedo en el cuerpo a los béticos, todavía presos del temor que causó el 5-1 del Pizjuán.
Para colmo del beticismo, el propio Rakitic firmó el 0-2 en el ecuador del primer acto. El ’11’ nervionense intentó asociarse con Negredo, pero Chica –que llegaba sin frenos al corte– entregó el cuero al croata, que se encontraba en posición dudosa. Rakitic no falló y celebró su particular luna de miel con un comienzo impactante.
Fue en este momento cuando algunos seguidores verdiblancos decidieron abandonar el Villamarín, sin saber todavía que Negredo sacaría los colores a la zaga local con el tercero. El delantero vallecano, en un remate inapelable, aprovechó una asistencia ‘cum laude’ de José Antonio Reyes. El utrenano, que ha recuperado su nivel, no se cansa de estirar la alfombra roja a sus compañeros.
El 0-3 tumbó al Betis, sin argumentos y minimizado por su vecino, aunque esperanzado por el gol de Dorlan Pabón al borde del descanso. El colombiano, tars un error de Medel en la salida del esférico, la picó por encima de Beto y redujo distancias. El 1-3, a dos minutos del descanso, alimentó la ilusión de la grada heliopolitana.
Tras la salida de vestuarios, con un Sevilla intimidador, el equipo de Pepe Mel volvió a sufrir la electricidad de Jesús Navas, que regresó tras sanción. El de Los Palacios, en uno de sus habituales caracoleos, habilitó a Kondogbia, y pusieron en jaque a la defensa local, que no encontraba medicina para curar sus males.
No obstante, apareció el colegiado madrileño Del Cerro Grande para señalar un penalti a favor del Betis, ocho minutos después de arrancar la segunda mitad. Jorge Molina, muy listo, forcejeó con Fazio y Rubén Castro, muy desaparecido, anotó desde los once metros. El 2-3 supuso un escenario que acabó por endulzarse con la expulsión de Medel.
Expulsión de Medel
Dos minutos después, el Betis terminó de frotarse las manos con la roja directa de Gary Medel. El chileno cayó en la trampa de Cañas y el colegiado decidió expulsar al sevillista y amonestar al centrocampista bético. A partir de ahí nació el afán de los locales, volcados en la meta de Beto, y el conservadurismo de los de Emery, que sólo han ganado un partido fuera de casa en toda la temporada.
Y después de tanto insistir tuvo que ser el nigeriano Nosa, que estampó un cabezazo en el fondo de las mallas a un minuto para el pitido final. El Betis se llevó lo que buscaba –mantiene a seis al eterno rival– y el Sevilla aguantó, pese a su increíble ventaja, el temporal del Villamarín. Nadie sale contento, pero nadie se va con la cabeza gacha.
Estrella Digital/EP