El Barça ha ganado la Liga con cara de funeral, marcado su gran éxito del año por el 7-0 que le infringió el Baryern de Munich en el doble enfrentamiento de Champions. El equipo de Tito Vilanova ganó la Liga antes de Navidad y le ha valido con la inercia vencedora en los últimos meses, en los que ha dado síntomas de agotamiento. 57 puntos y 64 goles solo en la primera vuelta dejaron sin fuelle a sus dos seguidores, Real Madrid y Atlético de Madrid, este último también casi sin resuello a final de su gran temporada. Agotamiento físico de jugadores clave como Messi, pero, ¿también agotamiento de un modelo? Parece que no.
Desde que el FC Barcelona contratara, a inicios de los 90 del siglo pasado, a Johan Cruyff como entrenador, el club azulgrana ha ganado 12 títulos, por los 10 que había conseguido en sus casi 90 años de historia anterior. Más significativo aún es la forma en que los ha conseguido: basado en jugadores de la cantera con un juego preciosista fundamentado en el juego de combinación y la técnica, que se ha trasfundido a la exitosa selección española, plagada de azulgranas. Ese fue el modelo Cruyff (con un entonces tierno Guardiola de mediocentro), el modelo Rijkaard, el de Guardiola (14 de 19 títulos disputados) y el que ha heredado Tito Vilanova.
Un ganador incontestable con una ventaja estratosférica en puntos, que celebrará en Madrid (contra el Atlético, que le hará el pasillo) un título que paradójicamente ha perdido el Madrid en Barcelona (contra el Espanyol). Pero con dudas por el baño sufrido en Champions con el Bayern. ¿Seguirá la Messidependencia la próxima temporada? ¿Ha lastrado el peso de gloriosos veteranos como Pujol o Abidal, en decadencia física, al equipo? ¿Qué decisiones reclamaba Piqué a pie de campo tras la paliza del Bayern? ¿Qué capacidad de persuasión y mando tiene Vilanova en los despachos del Barça para fichar?
Al conjunto azulgrana no le ha faltado este año calidad, ni contundencia, armado por la inagotable producción de goles de Lionel Messi. Pero sí la intensidad en el juego y la presencia física de los años buenos de Guardiola, que ya llegó al final del año pasado con el gancho. Y derrotado en todos los enfrentamientos directos con el Real Madrid. Agotado en el otro bando el modelo Mourinho (que se va), sin fuelle económico el resto de clubes de la Liga para competir, todo está por escribir en el duelo a dos entre Real Madrid y Barça del año que viene.
El Atlético hará esta tarde el paseillo al campeón, y seguro que la fiesta acaba en Canaletas. Aunque a la juerga vaya el ganador con cara de funeral.
F. de Castro