viernes, octubre 11, 2024
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Diego Costa, el nuevo «balón de oro»

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Ni Messi, ni Cristiano, Diego Costa. Ningún otro jugador de fútbol despierta tantas pasiones ahora mismo como él. Que la actual campeona del mundo y la tetracampeona del mundo se estén pegando por contar con él habla a las claras de quién parte hoy en día el bacalao en este mundillo.

Lo mejor de todo es que el jugador del Atlético se va a pasar dos semanas en Madrid, entrenando con su equipo. Ni estará en la concentración de la selección española, que prepara los últimos choques oficiales de cara al próximo Mundial, ni en la del combinado brasileño, que sigue con sus pachangas por estar ya clasificado de oficio.

Los culpables de ello, dos seleccionadores a los que les viene muy grande el cargo. Por un lado está el «Marqués», otro individuo bendecido por la prensa deportiva (¿a quién había entrenado antes del Real Madrid? ¿en qué banquillo había triunfado antes de llegar a la selección, al margen del madridista?), que se ha acordado a última hora, tras el fiasco de la Copa Confederaciones y de amistosos como el de contra Chile, que en nuestro país hay un jugador que es el atual Pichichi del campeonato, empatado nada menos que con Messi, y que ninguna defensa ha podido parar hasta ahora.

En la rueda de prensa que ha dado este viernes ha señalado que «en caso de haber aglún culpable seríamos los seleccionadores que no hemos tenido tiempo antes». No es de extrañar con tanta conferencia y anuncio como hace últimamente. El pobre hombre debe estar saturado y lógicamente no se le puede pedir que haga horas extras. Y menos a sus años.

Por su parte, el seleccionador brasileño, que pudo llevar a Costa a la Confederaciones, sobre todo tras el gran año realizado (Fred y Hulk, por ejemplo, no podían decir lo mismo) y se habría acabado el problema, no sólo no ha querido citarle ahora tampoco para los amistosos de la «canarinha» sino que no ha permitido que su federación diera el permiso pertinente para que pudiera ir con España.

A partir de ahora, y ya sin más partidos oficiales para ninguna de las dos selecciones, habrá que ver si por una vez nuestra federación hace las cosas bien y logra el pertinente permiso que le reclama ahora la Fifa o si el seleccionador brasileño logra convencer al rojiblanco para que se vuelva a cambiar de camiseta. Eso sí, que nadie moleste mientras al «marqués», no se nos vaya a estresar.

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