Novak Djokovic se ha quitado un peso de encima, desde que Rafa Nadal ocupa el número uno del ranking de la ATP. El serbio juega ahora con menos presión y está recuperando en nivel que exhibió especialmente en 2012, cuando firmó un año para enmarcar.
El balcánico jugará la final de Shanghái frente a Juan Martín del Potro, que también vuelve por donde solía, aunque está por ver si de una vez por todas recupera el tenis que tenía antes de pasar un año en blanco en 2010. De momento, el de Tandil se lo puso imposible a Rafa Nadal y espera hacer lo mismo con Djokovic.
Novak se deshizo con relativa facilidad de Jo-Wilfried Tsonga por 6-2 y 7-5, pero el resultado esconde la tensión que se vivió en el partido. Novak dominaba 4-2 el segundo y definitivo set cuando dejó pasar una bola porque creía que su rival la había lanzado fuera. El Ojo de Halcón demostró que la decisión de los árbitros era la correcta. La vista le falló al serbio, pero también los nervios hicieron que la cabeza le jugase una mala pasada.
Como es lógico, el juez de silla dio el punto al francés, ya que la bola tocó línea y superó a Djokovic porque no hizo intención de jugarla. Después, el tenista se comió a voces al juez de silla, que no se podía creer las protestas del número dos, ante una decisión tan clara.