El penalti que pitó Muñiz Fernández en el Martínez Valero todavía sigue dando mucho de que hablar. El intercambio de mensajes de Twitter entre Piqué y Arbeloa volvió a dejar a las claras que el ambiente en la selección no es un cuento de hadas.
Lógicamente la tensión con la que se viven los partidos, dentro de un mismo equipo y más aún entre máximos rivales impide que todos sean amigos. Muchos se empeñan en dramatizar con todo esto, pero la selección no se parte ni se rompe porque existan pequeñas discrepancias entre algunos de sus jugadores importantes. Todos siguen conviviendo con normalidad, como en cualquier empresa que se precie.
Sin embargo, la actitud de Gerard Piqué no suena del todo creíble de cara a los medios: «No me arrepiento de lo que ocurrió, pero creo que dramatizamos demasiado. Yo comenté una situación y después contesta un jugador del Madrid y parece que sea el gran conflicto cuando ni yo me dirigí a él ni Álvaro a mí», declaró.
Además, Piqué quiere hacer ver que no siente que el mensaje del madridista vaya dirigido personalmente a él. «Yo comento un arbitraje y él hace una referencia al Barça… Pero al final no hay falta de respeto por parte de nadie ni mal rollo», aseguró.
Sin embargo, el central sigue en sus trece, cuando sabe que la polémica se podría haber evitado fácilmente. De esta forma, un hombre aparentemente callado y sin protagonismo mediático vuelve a tomar el papel que tantas veces ha desempeñado. Busquets une a la selección. Quita importancia a lo sucedido, pero da su porcentaje de culpa al madridista y otro al barcelonista, no importa que con uno tenga que convivir más tiempo, piensa en el bien del grupo. «Hubo cosas feas de un lado y del otro», dijo el centrocampista catalán en declaraciones a la Cadena Ser
«Twitter sirve para en un momento meter la pata. Yo no soy ni de películas de humor ni de teatro. Eso ha quedado entre ellos, ya sabrán lo que ponen, pero las cosas se quedan en casa. Hay buen rollo entre ellos, pero no deja de ser una polémica, aunque cada uno hace lo que quiere y entre ellos mal rollo no hay» , señaló quitando hierro al asunto y sabiendo que el es el más criticado por los seguidores madridistas por fingir o dejarse caer.
Sin embargo, Sergio reconoció que sus dos compañeros no le hicieron bien al equipo: «Lo importante para ganar es tener buen ambiente y un buen vestuario». «No se pasó por los mejores momentos y hubo cosas feas de un lado y del otro, no hay que buscar culpables ni unos ser los buenos o los malos y esperemos que no se repita y que todo esté lo mejor posible. Yo me llevo bien con Ramos, con Iker o con Juanfran del Atlético, por ejemplo», declaró.
Además, hay que recordar que está no es la primera vez que Busquets ejerce de nexo de unión entre sus compañeros del Barça y el resto de la selección. El abrazo con Iker en el Mundial escenifica todo esto, pero sus declaraciones llaman menos la atención, pero siempre van en esta línea. «Todos somos del mismo país y nuestros intereses son los mismos», dijo para defender la unidad entre jugadores de Madrid y Barça, al mismo tiempo que defendía a sus compañeros de equipo de las críticas.