El segundo día de la reanudación del proceso a Pistorius, tras el dictamen emitido el pasado 12 de septiembre por el que se le señalaba culpable de homicidio involuntario pero no del asesinato de su novia, Reeva Steenkamp el 14 de febrero de 2013, se centró en el supuesto pago del atleta a la familia de su novia tras el crimen y en la idoneidad o no de que el múltiple campeón paralímpico ingrese en prisión, con un máximo de 15 años.
La confesión de una trabajadora social privada, en la que asegura que el atleta sudafricano había pagado dinero a la familia de su novia tras el crimen. Los familiares de la modelo Reeva Steenkamp, presentes dentro de la sala, negaron con la cabeza dichas afirmaciones.
El atleta paralímpico sudafricano Óscar Pistorius sería «más vulnerable» si entrase en prisión, según indicó este martes un agente de libertad condicional, mientras que la Fiscalía cree que castigarle con servicios comunitarios sería «sorprendentemente inapropiado».
La defensa de Pistorius subió al estrado a Annette Vergeer, una agente de libertad condicional, que apuntó lo negativo de este castigo. «No ha sido recurrente, es relativamente joven y se ha dado cuenta de la gravedad de su delito». «Un acusado no puede ser sacrificado para satisfacer la opinión pública», añadió, recordando que no tendría además la mejor atención médica por su discapacidad.
«Sería mucho más vulnerable que un hombre normal», advirtió la funcionaria, que también incidió en el peligro de que el atleta fuese objeto de abusos sexuales. «Sólo se deterioraría en la cárcel», aseveró al respecto.
Por su parte, el Fiscal del caso, Gerrie Nel, volvió a dejar claro que se oponía a una rehabilitación rápida de Pistorius a través de la caridad, como había defendido el manager del atleta, Pete van Zyl. «Eso no tiene nada de original, simplemente es una etapa de la carrera, un bonus», apuntó en relación a las donaciones realizadas por el acusado para causas benéficas.
«Un arresto domiciliario o un servicio comunitario sería sorprendentemente inapropiado», remarcó Nel, que calificó de «exageradas» las condiciones que Vergeer había expresado sobre las cárceles de Sudáfrica.