miércoles, diciembre 4, 2024
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Nadal se contagia del síndrome de Fernando Alonso

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Tras las primeras carreras del año en Fórmula 1, se puede decir que Fernando Alonso sufre una nueva modalidad del síndrome de Estocolmo. Se encuentra secuestrado en McLaren, pero parece que se ha enamorado perdidamente de Ron Dennis y Eric Boullier. Esto le lleva a creer a pies juntillas el progreso que le prometen para las próximas carreras y que siempre se muestre positivo ante la prensa, a pesar de que su coche es una cafetera capaz de entrar a duras penas en la Q2.

Sin embargo, los 35 millones de euros por temporada que se lleva el asturiano también le ayudan a mantenerse contento y a esperar un milagro que nunca llega. Tal vez, el coche progrese mucho en Barcelona, pero con toda seguridad no se cumplirán los objetivos que se marcaron para convencerle de su fichaje. Tendrían que alinearse los astros para que McLaren subiese al podio este año.

Fernando lo sabe, pero sigue manteniendo un discurso muy positivo en las redes sociales. ¿Puede un campeón estar contento cuando queda el 14º o cuando rebaja la diferencia de los cuatro a los tres segundos por vuelta? Puede esforzarse para parecerlo, pero luego aparece un rey de España y le desmonta todas las teorías.

En cambio, cuando no hay coche de por medio, en un deporte como el tenis, los discursos conformistas de los campeones todavía chocan más. Rafa Nadal se hizo grande gracias a su gran autocrítica. El manacorense siempre se exigió más de lo que le pedía su entrenador o los aficionados, pero en los últimos tiempos empieza a conformarse con muy poco.

Tras su última lesión, trata a su cuerpo como si fuese una maquina a la que su equipo tiene que poner a punto. Tal vez, no se responsabiliza del todo de su situación porque ya lleva meses compitiendo y no se puede achacar su bajón de rendimiento a lo físico. O tal vez demuestra que es humano y que nadie puede volver a competir siempre como si no lo hubiese dejado porque hasta los más fuertes pierden en ocasiones la confianza.

Recuperar el inconformismo

No obstante, Rafa era el primero en admitir sus errores cuando no jugaba buenos partidos y ahora parece que se intenta engañar al más puro estilo Fernando Alonso. A principios de año, cuando reapareció tras el parón, era normal que hiciese lecturas positivas de cada torneo porque al fin y al cabo los partidos le servían para rodarse. “Tengo que quedarme con las cosas positivas. Sin estar a mi mejor nivel, fui capaz de estar en los cuartos de final. No es un mal resultado para mí llegando como llegué”, aseguró tras caer en el Open de Australia en el mes de enero.

Como también diría un bicampeón del mundo de Fórmula 1, las condiciones de la pista no eran las más adecuadas para un ‘coche’ que había estado mucho tiempo parado. Pero la historia en Montecarlo es muy diferente porque la tierra del Principado, al nivel del mar, se adapta como anillo al dedo a las condiciones de Rafa Nadal. Además, ya han pasado tres meses y Nadal debe entender que no puede seguir con el mismo discurso.

«Estoy satisfecho con mi rendimiento. Me sentí bien con el golpe de derecha. En un momento me sentí cansado demasiado pronto debido a que no jugaba a este nivel desde hacía mucho tiempo.. Tendré la oportunidad de ganar a Djokovic cuando esté jugando a este nivel durante tres horas. Estoy en el camino correcto«, aseguró tras el choque en el primer Masters 1.000 sobre arcilla de la temporada.

El tono volvió a sonar peligrosamente conformista, pero lo cierto es que tras su duelo contra Ferrer sí puede extraer mejores conclusiones esta vez. Pocos serán capaces de competir contra él en Roland Garros. El problema es que tiene un rival que se llama Novak Djokovic, que más allá del ritmo de juego, está por encima de él. Cuanto antes lo reconozca y saque la rabia para revertir la situación, más opciones tendrá en el segundo del año. Si sigue pensando que está bien con llegar a semifinales y que es normal que le pase esto tras una larga lesión, la travesía en el desierto puede ser larguísima. La rebeldía y el inconformismo le hicieron grandes y sí las recupera con 28 años todavía le esperan muchos títulos por delante porque tiene el coche que más corre, a pesar de que a veces ofrezca problemas de fiabilidad.

Hace meses, asumió de forma natural que iba a descender varias posiciones en el ranking. “Bajaré al cuarto y bajaré bastante más en los siguientes meses. Es una cosa normal. Con el ranking de un año, cuando uno se lesiona y está prácticamente siete meses con 0 puntos en la computadora, es lógico”, dijo entonces, pero ya es hora de que llegue su reacción, de que vuelva a superarse a sí mismo y de que Djokovic le pueda ganar, pero que sude tinta para ello. Rafa podría haber acabado contento si le hubiese ganado un set al número uno, pero no puede ser feliz marchándose con el casillero a cero y con la sensación de que no supo competir en los puntos importantes.

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