El tiempo transcurre sin tregua y hace mella en aquellas figuras que por momentos parecían eternas. Rafael Nadal, consciente, quiere retrasar la llegada de esa debacle que antes o después golpea al deportista. El español, harto del continuo vaivén de sensaciones en este curso, abrió un periodo de reflexión tras ceder en Pekín. Pelear por la Copa de Maestros, o no competir más en 2016, he ahí su dilema. Más allá, la lucha del balear es con la historia. Tras alcanzar casi todas las metas, ahora debe pensar en acrecentar su leyenda. Para ello ha de fijar bien sus objetivos y reducir el calendario.
Periodo de reflexión
La tempranera derrota en Pekín ha suscitado dudas en la cabeza de Nadal. En una de las ruedas de prensa más duras de su carrera, el español dejó entrever que podría no volver a competir en 2016: “No estoy seguro de mi calendario. A veces seguir compitiendo no es la solución. Tengo que hablar con mi equipo, tengo que hablar con mi tío. A veces la solución es parar y entrenar y quizás es una buena oportunidad para hacerlo”.
El bajón llega en un momento poco propicio, después de que ofreciera ápices de su mejor tenis en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Aunque también en un periodo donde acostumbra a rendir por debajo de su nivel. De ahí que tres de los cuatro torneos que le quedan por añadir a sus vitrinas se encuentren entre octubre y noviembre. “Esta parte del año es difícil para mí. Siempre sufro”, mencionó el manacorense.
El escaso margen con sus rivales de cara a la Copa de Maestros podría forzarle a competir en Basilea, dentro de dos semanas, si es que aún piensa en batirse con los mejores en el O2 Arena de Londres. Y es que aún no tiene claro su calendario de aquí al final de temporada. Lo que sí parece comprender son sus errores en la pista: “Necesito crear pánico con mi derecha al adversario y eso no está pasando ahora. Quizás es porque he tenido la lesión en la muñeca. También debo recuperar la energía en mis piernas”.
Fijar bien los objetivos
El tiempo pasa y hace mella. Nadal finalizará otra campaña más sin sumar un solo 'Grand Slam' a sus vitrinas. Y cada mes que pasa, ese objetivo se aleja. Que se lo digan a Roger Federer, que desde el 2012 no suma ningún 'major'. El suizo ha demostrado estar capacitado para disputar finales, pero la emersión de Djokovic hizo imposible su misión. A Nadal puede sucederle algo similar, por lo que su reacción debería ser inminente.
En cuanto al juego, el español conoce de primera mano qué debe mejorar. La tecla es ser más ofensivo, como ya hizo en 2008, 2010 o 2013, cuando más éxitos cosechó. Eso pasa, como él mismo ha dicho, por mejorar la rapidez en las piernas, y posteriormente por encontrar la sintonía con su derecha. Encontrar las líneas, jugar largo… en definitiva, dominar en la pista. Sin embargo, dar con la tecla puede no ser suficiente, por ello Nadal debería pensar en modificar sus planes.
Con todo prácticamente conseguido, el manacorense debe asumir que su cuerpo no tolera el mismo ritmo de competición que hace una década. Más, tras las múltiples lesiones sufridas. El español podría optar por reducir su calendario en 2017, y centrar su mirada en objetivos específicos, como pueden ser los 'Grand Slam'. Aumentar su lugar en la historia debe de ser prioritario por encima de mantener una regularidad en el circuito.
Otra de las opciones que podría barajar el español, aunque no para un futuro inminente, es la de centrar sus esfuerzos en aquellos territorios que siempre le han sido más favorables. Abandonar la pugna en la hierba, e incrementarla en arcilla, donde es el rey indiscutible. El décimo Roland Garros es la meta más ‘factible’. Nadal se apaga, y pese a que otro reinado parece inviable, aún puede pugnar por incrementar su leyenda.
Alberto Puente