El legado del ‘Big Four’ ha permanecido intacto más tiempo del que podía preverse. En la última década, son los cuatro integrantes de este selecto grupo los que se han repartido los trofeos cada semana. Sin embargo, el transcurso del tiempo hace mella para todos, y ya puede vislumbrarse el fin de una era. Nadal y Federer, azotados por las lesiones, han caído a su peor ranking, y aunque en 2017 pugnarán de nuevo por ascender a lo más alto, el declive parece manifiesto, tras varias temporadas sin alzar un Grand Slam.
Ahora son Djokovic y Murray los rivales a batir, pero dentro de un lustro su formidable físico podría ceder ante los jóvenes que emergen en estos años con fuerza. Esa explosión, o madurez, aflora en los tenistas cada vez más tarde. No obstante, la nueva hornada si se erige lo suficientemente potente como para desbancar a los de siempre, que en el último lustro apenas han sufrido los coletazos de Raonic y Nishikori. Descubre quiénes serán los encargados de suceder al ‘Big Four’ en una década:
Alexandr Zverev. El alemán tiene un distintivo con respecto al resto de jóvenes: cabeza. Mientras otros hablan más que juegan, el joven de diecinueve años rinde como nadie sobre la pista. Ha finalizado la temporada en el puesto 24 de la ATP, aunque podría haber concluido más arriba de no dar por finalizado el curso antes de tiempo. El revés cruzado es su golpe más temible y posee un saque potente gracias a su estatura (1,9 metros). Su capacidad para aguantar largos intercambios, le hacen peligroso en cualquier superficie.
Dominic Thiem. El austriaco ha sido el primero en dar un paso al frente. Con veintitrés años, ya no es ninguna promesa. Ha finalizado el curso en el Top Ten, y parece complicado que vaya a salir de ahí. Su progresión ha sido meteórica y su tenis, en el que se aprecia un importante esfuerzo físico, es temible. De revés a una mano, posee un repertorio inmenso fruto de un talento innato. Otro de los llamados a alzar un Grand Slam en el futuro.
Pouille. Es un buen ejemplo de la tardía (21 años aproximadamente) emersión de los tenistas en la actualidad. Apenas se le mencionaba hace dos años, y ahora es una de las grandes promesas del circuito. Ya está en el Top 15, y en 2017 se le espera en Londres. Tiene un inmenso talento, y capacidad para tumbar a tenistas importantes como ya ha demostrado en un puñado de ocasiones.
Nick Kyrgios. Su actitud lamentable le ha llevado a copar portados. Incluso tuvo que decir adiós al año antes de tiempo, tras ser sancionado por tirar al traste un partido de forma manifiesta. Sin embargo, es obvio que su potencial marcará diferencias en el futuro. Cuenta con triunfos de entidad en escenarios importantes como Wimbledon, donde alcanzó la antepenúltima ronda con 19 años. Su juego agresivo le coloca como un aspirante a tomar el trono, y siempre y cuando se muestre regular.
Borna Coric. La presión ha podido al croata, del que se esperaba mucho más en 2016. Él mismo se puso metas inalcanzables, y tras una temporada sin resultados importantes yace en torno al Top 50. Su férreo tenis, en cambio, comparado en muchas ocasiones con el de Djokovic, permite que la esperanza siga intacta en un tenista que disputará la final de Copa Davis en unos días.
Taylor Fritz. Él parece erigirse en ese héroe que necesita Estados Unidos, una figura vacante desde la retirada de Roddick. Su salto exponencial (del puesto 1000 al top 100 en dos cursos) muestran la madurez que atesora, que le ha llevado a ser el más joven desde 2008 en pisar una final (Memphis). Rehuye a los Challengers, y el próximo curso ya podría asentarse entre los treinta mejores del circuito.
Aliassime. Puede ser una quimera meterle ya en las quinielas, pero ha mantenido una progresión lineal que afianza la postura. Desde los catorce años, hasta los dieciséis, ha disputado de Futures a Challengers y ha cosechado resultados importantes. Ahora no se le puede considerar más que una promesa, pero en una década quién sabe la trascendencia que tendrá este tenista.
Alberto Puente