Marc Gasol no tuvo unos inicios sencillos en el mundo del baloncesto a pesar de su apellido. Muchos pensaban que solo había llegado a profesional por ser hermano de Pau, a pesar de que desde muy pequeño destacó en el Cornellá y después en el Lausanne Collegiate School de Memphis, donde firmó unos números espectaculares para un chico de su edad.
Sin embargo, su paso por el Barcelona no fue del todo satisfactorio y tuvo que labrarse un nombre en el Akasbayu Girona, antes de dar el salto a la NBA. No obstante, esos méritos no le sirvieron para ocupar una posición de privilegio en el Draft y se tuvo que conformar con ser segunda ronda en el puesto 48. Los Lakers adquirieron sus derechos y más tarde lo cedieron a los Grizzlies en una operación que llevó a su hermano a vestirse de púrpura y oro.
Con el paso de los años, Marc Gasol es para muchos analistas americanos el mejor pívot de la NBA, con un promedio de 20 puntos por partido y un papel destacado en todos los aspectos del juego. Se ha convertido en un habitual en los mejores quintetos y en el All Star. Por todo eso, es normal que sea todo un emblema en Memphis, pero la historia podría haber sido muy diferente, ya que Houston Rockets tuvo en su mano su contratación antes que los Lakers.
“En 2007 había un jugador que a los Rockets les gustaba mucho: Marc Gasol. Tenía 22 años y medía siete pies. Entonces los ojeadores encontraron una foto de Marc sin camiseta. Estaba rechoncho, tenía cara de bebé y los pectorales flácidos”, cuenta el escritor Michael Lewis en su libro ‘The Undoing Project: A Friendship That Changed Our Minds’.
La franquicia tejana eligió a Aaron Brooks en el puesto número 26 del draft y a Carl Landry en el número 31 porque el principal responsable de la elección no se atrevió a apostar por el español debido a su físico. “El staff de los Rockets comenzó a llamarle ‘Man Boobs’ (Hombre con pechos) y eso cambió la opinión de Morey, que se dejó influir por el sobrenombre que acababan de poner a Marc”
Sin embargo, a toro pasado esta decisión generó varias discusiones en Houston, puesto que no dudaron a la hora de arrepentirse públicamente de ella. “La etiqueta que le pusieron claramente afectó en cómo lo valoraban: los nombres importaban. Morey, que dijo que no fue tan valiente para elegir a Marc, desde entonces puso una regla. Ya no habría más apodos”.
Felipe Poza