Alegre, como siempre que su rostro aparece lejos de las canchas, Garbiñé Muguruza ha accedido a la sala de ocio de los jugadores, punto de encuentro con los medios de comunicación, que han visto desfilar por el mismo escenario a las otras siete cabezas de serie del torneo. Con una pregunta, se entera de su primera rival en el cuadro: Timea Bacsinszky. “Todos los partidos contra ella han do difíciles. Es una rival fuerte para arrancar”, ha mencionado la tenista española.
El pasado miércoles, en un acto promocional de BBVA, Muguruza reveló una de las claves que la han impedido cosechar un resultado decente en la capital española, donde nunca ha superado la segunda ronda. “Me siento agarrotada, nerviosa, con presión”, explicó ante las cámaras. Ese orgullo, esa necesidad de rendir bien ante un público que la ha acogido con cariño, le traspasa una presión con la que hasta el momento no ha sabido lidiar.
Sin embargo, Garbiñe ha reconocido que respecto al pasado curso ha dado un paso al frente en este aspecto. “Cuanto más juegas más aprendes. Ahora sé jugar en momentos determinados y qué actitud tener, ya no hago cosas que hacía antes. Aparto los pensamientos negativos y trato de tranquilizarme”, relata la tenista nacida en Caracas. Eso sí, no esconde que jugar en Madrid es “un arma de doble filo”. “Siempre pienso igual. Quiero llegar a las últimas rondas”, comenta.
La preparación también ha sido distinta a la que ha llevado a cabo en años anteriores. Su prematura derrota en Stuttgart la permitió aterrizar en Madrid el lunes. Desde entonces no ha dejado de entrenar. En los primeros días sufrió para adaptarse a la altura, pero tras casi una semana parece haber encontrado buenas sensaciones. “Hay altitud, que aunque no lo parezca para nosotras se nota bastante”, apunta. “He entrenado el servicio, siempre es importante contar con puntos gratis.
Dentro de poco se cumplirá un año de su primer Grand Slam en París. Ella, en cambio, cree que aquella conquista no la ha cambiado: “Soy la misma persona. Sigo con ganas de ganar más torneos”. En otra clara estrategia de evadir cierta presión, asegura que “no es favorita”. Se defiende con su pésimo historial y recalca toda la responsabilidad sobre Halep, reciente campeona, y Radwanska (baja finalmente por lesión). También ha tenido buenas palabras para Sharapova: “Siempre juega bien. Es otra de las peligrosas”.
Lo que no ha tomado como excusa Garbiñe son las molestias físicas que la han lastrado de alguna manera en este inicio de curso. “Me he recuperado bien de todo. He descansado más después de Miami, lo he querido así”. La española, por tanto, afronta la cita en plenitud física. Y, psicológicamente, advierte estar preparada. Este 2017 quiere superar la barrera de segunda ronda y alzar el título ante su público.
Alberto Puente