Ostrava (República Checa) pudo disfrutar hace unas semanas del antes y el después del mundo del atletismo. Allí se dieron cita Usain Bolt y Wayde van Niekerk, la leyenda y la promesa. Y es que el sudafricano, campeón olímpico y plusmarquista mundial de 400 metros, está llamado a ser el próximo hombre más rápido del mundo. También le ha visto volar la Diamond League de Lausana, donde ha competido en los 400 metros, consiguiendo el mejor tiempo: 43.62 segundos.
Pero su último logro más significativo lo ha conseguido en Ostrava. Allí, el sudafricano logró la mejor marca de la historia en los 300 metros, bajando el tiempo de Michael Johnson en cuatro décimas. El estadounidense tenía una marca de 30.85 en 2000 (Pretoria). Sus tiempos vaticinan que será el sucesor natural del atleta jamaicano. Hace apenas unas semanas batió su marca personal de los 100 metros con 9.94. Los 200 metros los corre en 19.84. Además, en la final olímpica de 400 metros de Río 2016 con un récord mundial con 43.03, la prueba que, según el propio atleta “es la que más odia”.
Ahora, el sudafricano, entrenado por la ex velocista Anna Botha, está consiguiendo cosas grandes. Se ha convertido en el único en haber logrado bajar de las barreras de los 10’’, los 20’’ y los 44 segundos en los 100, 200 y 400 respectivamente, aspirando, en los próximos Mundiales de agosto, a bajar su marca personal de esta última prueba. Un hecho que solo hacen los mejores en sus pruebas.
Con tan solo 24 años, Van Niekerk se coloca al frente de la lista mundial de todos los tiempos, por delante de Michael Johnson y Usain Bolt. No tiene su físico (1,83 metros frente al 1,95 m del «hombre más rápido del mundo»), tampoco tiene la técnica de Michael Johnson, ni cautiva al público con su sonrisa y su show como hace el jamaicano. Sin embargo, el chico de Ciudad del Cabo que un día quiso ser como Bolt se convierte ahora en su relevo. En un fuera de serie.
Marta Martín Gómez