Tras ceder de forma inesperada en los cuartos de final de Wimbledon, donde en sus cuatro encuentros previos había exhibido un excelso nivel, Novak Djokovic anunció que fueron unas molestias en el codo lo que le impidió desplegar su mejor tenis. El siguiente paso fue hacer público que su lesión le tendría fuera de las pistas entre ocho y doce semanas, y que el objetivo era evitar el quirófano. Ahí peligró el US Open para un hombre que había disputado los últimos 51 Grand Slam. Sin embargo, en la rueda prevista para este miércoles, el serbio ha afirmado que no competirá más en lo que resta de temporada.
El anuncio, curiosamente, ha coincidido en el tiempo con el que pronuncio Roger Federer, hace exactamente un año. Por aquel entonces el suizo también se centró en preparar el inicio de este curso. Los resultados del helvético, con dos ‘majors’ en su bolsillo y tan sólo dos derrotas, que le han llevado a la pugna por el número uno del mundo. Precisamente en esa lucha se halla inmerso Rafael Nadal, que abogó por la misma decisión y se apartó unos meses del circuito para recuperar su muñeca y hacer una pretemporada más exhaustiva.
Djokovic tendrá que afrontar las mismas consecuencias que sus dos grandes rivales en la última década. El serbio, que el próximo lunes abandonará el Top 4, saldrá del 'Top Ten' irremediablemente, pues defiende más de 3.500 puntos de aquí a final de temporada. Esto le dejará choques tempraneros contra los cabezas de serie el próximo curso y la incógnita de competir tras muchos meses sin ritmo de competición. El tenista de Belgrado, en cambio, parece haber aceptado todos los handicaps con tal de apuntarse a la fórmula del éxito que le han mostrado Federer y Nadal.
“Mi cuerpo tiene un límite”, expresó en la rueda de prensa. Sin embargo, es consciente de los beneficios que puede tener un parón, después de una trayectoria en la que apenas ha presentado problemas físicos: “Me va a ayudar a recuperar la forma y a volver más fuerte después de este periodo de recuperación”. El proceso será largo. Paciencia hasta que el dolor del codo desaparezca por completo, y a partir de ahí entrenamientos que se endurecerán con el transcurso de las semanas. Una larga pretemporada para retomar el nivel exhibido antes de Roland Garros 2016, donde su camino iba en búsqueda de los 17 Grand Slam de Federer, ahora plantado en los 19.
El cambio de Djokovic, no obstante, debe ser más mental que físico. Roger ya dijo que alejarse de las pistas fue positivo en ambos aspectos, y eso es lo que persigue Nole, que tras el nacimiento de su primer hijo rebajó notablemente su nivel. Ahora espera el segundo, del que por suerte va a poder disfrutar sin tener que lidiar con la competición, un alivio en una figura que se atrevió a decir que el tenis era algo secundario para él.
Para su regreso a las pistas, que podría darse en Doha, contará con André Agassi. Nadie mejor que el estadounidense para comprender problemas mentales que lastran el nivel de juego. Su nuevo técnico, que ya le ha acompañado en su última cita, ha bendecido la decisión del serbio y ambos han apostado por una alianza a largo plazo, más que necesaria tras la ruptura de Djokovic con todo su equipo. El serbio es consciente de que si Nadal y Federer, más veteranos, han revertido los malos momentos, él puedo hacer lo propio e integrarse de nuevo a la pugna por ser el mejor tenista de todos los tiempos.
Alberto Puente