Rafael Nadal continua siendo invencible. Ni el clon de Federer ha podido con él. Con una demostración de poderío físico (6-3, 4-6 y 6-1), el número uno ha demostrado por qué es el primero en el ranking ATP. Su diferencia con el segundo de a bordo, Roger Federer, es ya de 2.170 puntos y sigue sumando. El tenista español podría incluso certificarse como mejor tenista de 2017 la próxima semana en el Masters 1.000 de Shangai, sin la necesidad de sumar puntos en el Open 500 de Basilea, el TMS de París-Bercy y la Copa Masters de Londres.
Pero eso no es nada nuevo y este sábado lo ha vuelto a demostrar. Su víctima: Grigor Dimitrov. El búlgaro no pudo con el mallorquín, y eso que le hizo sudar tras ganarle la segunda manga del partido. En el primer set, Dimitrov no halló el camino para hacer daño a Nadal, que aprovechó el gran agujero de su rival: el revés. Como si de Federer se tratase, el mallorquín aprovechaba los tiros al revés del adversario para apuntarse la primera de las mangas.
Grigor tenía que reaccionar, y lo hizo. Aunque tocado, a las primeras de cambio perdió su saque, supo agarrarse al partido tras fallar un 'break'. A la segunda lo logró. El búlgaro, número ocho del mundo, se situaba por primera vez por delante con un 3-4. Los nervios comenzaron a apoderarse de Nadal, y se veía en la estadística: 23 errores. Con un 4-5 levantó una bola de set del búlgaro. No pudo con la segunda y, así, llegó al tercer parcial.
Sin embargo, con ella llegó a la rotura del partido. Grigor sucumbió a la bravura del español. El mallorquín dio un golpe sobre la mesa hasta dispararse al 4-0, una ventaja definitiva con la que finalizó el tercer set por 6-1 y tras el que luchará por su sexto título de la temporada. Podrá ser su segunda corona en Pekín, el 75º en total de su carrera, doce años después del primero.
Marta Martín Gómez