En un escueto comunicado, sin apenas explicaciones, la Real Federación Española de Tenis (RFET) anunció la no renovación de Conchita Martínez. Lo hizo en la tarde de un 14 de septiembre de manera inesperada. Un cese cuanto menos llamativo, que ni siquiera la propia protagonista esperaba, más allá de intuirlo después de unos meses en los que no fluyó la comunicación entre ambas partes. La Copa Davis, con una multitud de candidatos, parecía entendible a ojos de la aragonesa, pero no así con las chicas, con las que había entablado una gran relación desde que asumiera las riendas del equipo en 2013.
Desde entonces, curso a curso se ganó la renovación. Consiguió retornar al Grupo Mundial y se ganó el cariño tanto de Garbiñe Muguruza, el máximo exponente, como de las más jóvenes del equipo, a las que transmitió su total confianza. La situación, no obstante, varió tras el cambio en la dirección de la Federación. Alguna jugadora mostró falta de compromiso, aunque nada fuera de lo común en un deporte donde casi siempre prima el calendario individual. Más difícil de explicar es la forma en la que la Real Federación Española de Tenis hizo invisible a Conchita, con el objetivo de ir relegándola a un segundo plano antes de anunciar su cese.
Los desencuentros arrancaron en el mes de abril, cuando el equipo cayó por 4-0 ante Francia en plena pugna por sostenerse entre los ocho mejores países del mundo. Ningún fracaso, si se tiene en cuenta que tanto Garbiñe como Carla no pudieron defender a España. Pese a que sólo habían discurrido cuatro meses del contrato de doce que mantenía vinculada a Conchita para todo el 2017, la decisión de la RFET ya estaba tomada. Las circunstancias que se dieron desde entonces, al menos así lo refrendan.
El primer episodio se produjo cuando la RFET le comunicó a la capitana de Copa Davis y Copa Federación que no podría viajar a ninguno de los Grand Slam restantes en la temporada por falta de dinero, alegando también que ya se habían celebrado todas las eliminatorias de la temporada. Llamativo, por tanto, que el pasado mes de septiembre Miguel Díaz, nuevo presidente de la RFET, acudiera acompañado a Nueva York a ver ‘in situ’ el US Open, cuando su presencia no tenía ningún fin técnico como pudiera serlo la de Conchita.
El objetivo marcado de la RFET era esconder la imagen pública de la aragonesa. De ahí que esta no fuera llamada siquiera a actos que se produjeron en las inmediaciones del Mutua Madrid Open, el único Masters 1000 que alberga España en la actualidad. No fue un caso aislado, ya que tampoco se requirió su presencia en la presentación del Campeonato de España Absoluto que se celebró el pasado año en Mallorca, en las instalaciones de la Rafael Nadal Academy.
Otro de los despropósitos que más llamaron la atención de los seguidores fue la forma en la que Conchita se vio forzada a presentar las convocatorias para las distintas eliminatorias de Copa Davis y Copa Federación. En lugar de organizar un acto, en los últimos meses la RFET se limitó a grabarla un vídeo de apenas quince segundos, en los que la aragonesa relataba uno a uno los nombres de los protagonistas. Un claro menosprecio tanto a su figura como a la importancia de una competición que sin el apoyo de los implicados está abocada a la desaparición.
El beneplácito a Anabel
La situación es más curiosa si se contrasta con lo que ha sucedido desde que Anabel Medina relevara a Conchita. La tenista española, que ha cosechado grandes éxitos en la modalidad de dobles, ha sido designada como la nueva capitana de Copa Federación, a la par que Sergi Bruguera tomaba el mando en Copa Davis. Pese a que sus obligaciones arrancarán a partir de 2018, su rostro ya ha acaparado el protagonismo del que se privó a Conchita desde el pasado mes de abril.
Medina fue presentada en un acto oficial liderado por Miguel Díaz hace escasos días, al que acudieron numerosos periodistas. Avisado con antelación y con el Consejo Superior de Deportes como escenario, para otorgarle la importancia correspondiente. Idéntica situación se vivió el pasado martes para presentar el Campeonato de España por Equipos Femenino que se celebrará en el CT Barcino, un evento que no solía suscitar este tipo de interés.
En el comunicado se puede leer: “Con la presencia de Anabel Medina, la próxima capitana de Fed Cup”. Aún sin ejercer el cargo, Medina ya ha asumido mayor protagonismo que Conchita, que durante casi un lustro se ganó la confianza de sus pupilas y sembró la paz entre los chicos. Su adiós tras su gran contribución, llegó de la peor manera posible, después de que la directiva de la RFET no se sentara a charlar con ninguna de las tenistas, proceso que suele ser el idóneo antes de tomar una decisión tan trascendental.
Alberto Puente