martes, noviembre 26, 2024
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El calvario del ‘sucesor’ de Nadal: pastillas y dolor frente a la retirada

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Siete años atrás, en Valencia, yace uno de los recuerdos más especiales de Javier Martí. Con tan sólo diecinueve primaveras el madrileño recibió una ‘wild card’ del ATP 500 que hasta hace poco celebraba la ciudad española. Cerca estuvo de aprovechar la invitación con un triunfo ante Jo-Wilfired Tsonga, número siete del mundo por aquel entonces. El francés, que llegaba tras conquistar Viena y en plena pugna por la Copa de Maestros, necesitó más de dos horas para culminar la remontada. 

Aquella fue la primera ocasión en la que un partido de Javier Martí fue televisado. El madrileño, ya ubicado entre los 200 mejores del mundo, se erigía como líder de una generación en la que despuntaban otras figuras como Pablo Carreño, uno de los nombres más destacados en este 2017. «En categorías inferiores hice grandes resultados y las expectativas eran bastantes altas. Las marcas confiaron en mi. La presión era alta, pero aprendí a manejarla», relata a Estrella Digital desde Murcia, mientras disputa el Campeonato de España Absoluto por equipos. Lo cierto es que ambos estaban llamados a tomar el relevo de un tenis español que atravesaba su momento más dulce. Sin embargo, Martí se encontró con las lesiones en una etapa determinante para su porvenir. 

En octubre de 2013 una lesión de codo le obligó a parar. Transcurrieron 13 meses hasta que pudo regresar a las pistas. En apenas unas semana evidenció que más allá de las molestias se escondía un talento con hambre de gloria. Al menos, eso confirmó su título en el Future de Osijek. Sin embargo, no fue hasta 2015 cuando Martí pudo encadenar varios torneos en este circuito. Arrancó el curso en el puesto 900 y finalizó entre los 300 mejores del circuito. Hasta ese momento, y a pesar del sufrimiento arrastrado, no meditó su retirada. «Cuando me opero por tercera vez (2016) y compruebo que tengo dolor al sacar, empiezo a planteármelo mucho», confiesa. 

El tenista español reconoce que diariamente apenas puede entrenar y que para jugar debe tomar muchas pastillas. «Compito todos los días con Voltaren e Ibuprofenos», reconoce. Este temporada, en un último esfuerzo por demostrar su talento, ha brillado con luz propia. El madrileño ha cosechado seis títulos ITF: tres en territorio español (Reus, Majadahonda y Xativa), dos en Turquía (ambos en Antalya) y uno en Italia (Santa Margherita Di Pula). Estas victorias son las que le han obligado a seguir: «He conseguido un ranking que me ilusiona para seguir. Si no lo hubiera conseguido, probablemente habría dejado el tenis».

El trayecto no ha sido sencillo. Martí se encuentra un escalón por debajo del que ocupaba hace seis años. «He tenido mucha humildad para volver. El camino de los Future lo había dejado con 18 años. No es fácil tener que jugar algunas previas con 25 años», explica. El madrileño argumenta su buen curso a su hoja de ruta: «Tácticamente he hecho bien en jugar Futures, necesitaba triunfos. El año que viene disputaré Challengers y será más bonito». 

Tras un calvario al que aún se enfrenta, confiesa que sus objetivos han variado. «Con 18 años mis aspiraciones eran altas. Los jugadores que estaban alrededor de mi ranking ahora están entre los treinta mejores. Ahora sólo busco entrar al Top 100″. De momento, su buen 2017 le ha catapultado hasta los 300 mejores del mundo, y ve factible acceder a ese privilegiado grupo «en un breve plazo». «Tendría aún más mérito tal y como tengo la lesión», afirma. Lo que por el momento no contempla es «vivir de este deporte». «Me sorprendería tener una carrera a largo plazo», reconoce. Antes, su proyección se lo permitía, pero ahora busca alargar su carrera en función de lo que permita su codo. «Después viviré del tenis en otros sitios», zanja. Martí persiste en su lucha.

Alberto Puente

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