No hubo fútbol en la Ciudad Deportiva Dani Jarque de Barcelona. Ni en Buñol. Ni en Lezama. Ni en Zubieta. Tampoco en Paterna, Sevilla, San Sebastián de Los Reyes o Abegondo. Entre las 13.00 horas del sábado, cuando debía comenzar el primer partido, y las 17.50 del domingo, cuando debían finalizar los dos últimos, la Primera Iberdrola estuvo parada.
Esta primera huelga de las futbolistas en España recrudece su lucha por un convenio colectivo que regule su situación laboral. Después de 13 meses contemplando cómo las conversaciones entre los clubes y los sindicatos se iban encallando, su salida fue una convocatoria de paro indefinido para quebrar el actual inmovilismo en la mesa de negociación.
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), sindicato mayoritario frente a UGT y Futbolistas ON -los otros agentes sociales-, resume la defensa de los derechos laborales de las jugadoras en 19 puntos.
Las futbolistas desean también ver garantizados mediante la firma de un convenio colectivo un salario mínimo, de 16.000 euros brutos anuales para una jornada completa; las vacaciones, de 30 días naturales; la parcialidad, del 75 % en relación al efecto que tiene en las cotizaciones; el plus de antigüedad, por cada dos años de permanencia en el mismo club; la inclusión de un protocolo de embarazo y maternidad; el complemento salarial por incapacidad temporal, del 100 % durante el periodo de baja; o la cobertura, en caso de muerte o incapacidad permanente.
«Reivindicamos aquello que creemos que nos merecemos; unos derechos y unas condiciones por las que muchas otras futbolistas también lucharon años atrás y que hoy nos permiten disfrutar de un mejor contexto. Sin embargo, no es suficiente y debemos seguir construyendo y defendiendo el fútbol femenino español; si no lo hiciésemos, estaríamos siendo injustas con las futbolistas del pasado, del presente y del futuro», según Gemma Gili, jugadora del Levante.
«Luchamos por dignificar esta profesión», en palabras de Maite Albarrán, del Sevilla.
Los mínimos exigidos por las futbolistas chocan con la propuesta de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, a la que pertenecen todos los clubes de la Primera Iberdrola a excepción del Athletic Club, el Barcelona y el CD Tacón, entidad que pasará a ser absorbida por el Real Madrid al término de la actual temporada tras este primer año de colaboración transitoria.
Solo el EDF Logroño, el Madrid CFF, la UD Granadilla Tenerife y el Sporting de Huelva, de entre los restantes 13 clubes de la máxima categoría, están desprovistos de una estructura masculina.
Aceptar las condiciones salariales que proponen los sindicatos, según apunta la Asociación de Clubes, implicaría un gasto de 1.500.000 euros. La patronal argumenta no disponer de esa financiación; y recalca que aprobar un mínimo de 16.000 euros brutos anuales y una parcialidad del 75% -lo que supondría un mínimo de 12.000 euros brutos por jugadora- comprometería la supervivencia de al menos cuatro equipos. Así, sitúa su mínimo en 8.000.
«¿Vamos a permitir que cuatro clubes desaparezcan? ¿Vamos a permitir que 80 jugadoras tengan que dejar de jugar al fútbol?», se pregunta Rubén Alcaine, presidente de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, tras la fallida mediación de la Dirección General de Trabajo y del Consejo Superior de Deportes.
La propuesta de los agentes mediadores era más cercana a las peticiones de los sindicatos. Fue rechazada de lleno por la Asociación de Clubes.
«Si nos olvidamos de dónde venimos, nunca sabremos hacia dónde vamos», ha reflexionado este domingo Lola Romero, directiva del Atlético de Madrid y miembro de la Comisión Delegada de la Asociación de Clubes.
«Si nos olvidamos de dónde venimos, dejaremos de valorar lo conseguido y tropezaremos por querer correr más de lo que la vida nos deja, perderemos la perspectiva y ya no sabremos ni si lo que pedimos lo debemos pedir poco a poco o ya. Pasamos de la voluntad bien dirigida a la obligación desvirtuada sin medir ni el cuándo ni el por qué. Y eso deja mucho daño en el camino. Muchos gestos, vida robada, empatía perdida, desgaste innecesario… pensad hasta dónde merece la pena seguir», según la dirigente colchonera.
Pese a este mensaje, las futbolistas ya expusieron su intención de mantener la huelga, por lo que el próximo fin de semana -salvo que se produzca un acercamiento antes- el balón podría volver a quedarse quieto.
Entretanto, el Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) deberá pronunciarse una vez reciba este lunes las actas de los ocho encuentros que no se disputaron los días 16 y 17 de noviembre, pudiendo plantear un escenario de aplazamiento.