«Los niños tienen una prevalencia muy baja ante la covid-19, pero sabemos que si están en las clases y entra un virus, la transmisión puede ser muy explosiva y muy rápida, y lo llevan a sus familias. Los centros educativos son un punto crítico para evitar esa transmisión», ha expuesto en Radio Euskadi.
Sobre las vacaciones de verano ha mantenido que «serán muy diferentes» y que «hay que olvidarse de cómo las concebíamos hasta hace muy poco».
También ha indicado que «se podrá incrementar la vida social en los próximos meses», pero siempre «manteniendo la cautela, la prudencia, la vigilancia y la disciplina colectiva» para que no aumente la velocidad de transmisión del virus.
Tras reafirmar el mensaje de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y destacar que en este momento, erradicar el coronavirus «igual ya no es ni factible» y habrá que esperar a la vacuna, ha opinado que «hay que hacer compatible la actividad económica con una baja transmisión» de este virus, ya que las economías de muchos países «no son capaces de soportar más de dos meses» el parón derivado de esta pandemia.
Se ha referido, en concreto, a la situación de las grandes urbes, como Madrid y Barcelona, y ha pedido «prudencia» a la hora de decidir su paso a las siguientes fases de la desescalada, porque todavía mantienen unos niveles de transmisión «muy altos», pese a que han conseguido reducir las cifras de la enfermedad.
«Si hay un repunte, la vuelta atrás es complicadísima», ha dicho.
A la hora de decidir al respecto ha resaltado que en las sociedades democráticas, los científicos «ayudan y apuestan siempre por la vida, antes que por la economía», pero la responsabilidad de decidir «corresponde a los políticos, porque se debe valorar también indicadores de transporte, económicos y de grado de cumplimiento de la población, entre otros».
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