«Hay que esperar la paz y estar preparados para la guerra, si no hace falta utilizar ese sistema, ya está», ha aseverado Castells durante su comparecencia ante la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades del Senado, en la que ha insistido en la necesidad de alcanzar un pacto por la Universidad.
El ministro ha justificado la oportunidad del estado de alarma que ha evitado muchas muertes y que ha tenido como prioridad que ningún alumno perdiera el curso, frente a aquellos países que no lo han acordado y tienen una situación «catastrófica», como EEUU o Brasil.
En este sentido, ha elogiado la labor del ministro de Sanidad, Salvador Illa, «una maravillosa persona -ha afirmado-, que ha aprendido sobre el tajo y que ha hecho todo lo que ha podido»; y ha ironizado sobre los últimos rebrotes en Alemania y otros estados vinculados a la industria cárnica: «En la próxima ley orgánica hay que declarar formalmente que seamos todos vegetarianos».
Castells ha explicado los principales puntos de la gestión de su departamento que ha centrado en la transformación del sistema de tasas, un nuevo sistema de becas y el trabajo contra la precariedad en las universidades.
Además, ha actualizado los datos de homologación de titulaciones sanitarias durante el estado de alarma que han sido 1011, lo que ha supuesto un número récord de 1700 homologaciones en lo que va de año.
El responsable de Universidades también ha confirmado que el programa Erasmus+ continuará con nuevas modalidades pedagógicas y de movilidad adaptadas a los diferentes escenarios de los países afectados por la pandemia.
Durante su comparecencia, Castells ha manifestado que el trabajo del ministerio más importante en lo relativo a medidas durante la pandemia ha estado centrado en la finalización del curso presente y su evaluación, pero ha reclamado de cara al curso que viene una serie de recomendaciones a las universidades para poder implementar una presencialidad adaptada a las indicaciones de salud pública, combinando docencia presencial y online.
Ha opinado que teniendo en cuenta la escasez de recursos docentes a corto plazo, no se considera conveniente doblar las clases por grupos para mantener la presencialidad, porque ello implicaría una sobrecarga para el cuerpo docente.
«Es importante que la experiencia obtenida en enseñanza y evaluación no presencial por parte de docentes y estudiantes debe ser aprovechada para desarrollar la capacidad de las universidades para utilizar formas digitales de interacción», ha defendido Castells, quien ha insistido en que las universidades deberán adaptar las clases presenciales manteniendo el 1·5 metros de distancia entre alumnado y ha bromeado con que tendrán que «abrazarse moderadamente».
El ministro ha reclamado el consenso de todos los grupos en torno a un gran pacto entre todos las administraciones y entidades implicadas para reformar la ley de universidades.
«Vamos a intentar una utopía que es ponernos de acuerdo en un gran pacto por la universidad», para el que quiere convocar en torno a un proceso participativo de cara a 2021 al millón trescientos mil estudiantes, comunidad educativa, agentes sociales, al estilo de la «revolución francesa», ha comparado, para remitir esa propuesta al Parlamento para su tramitación.
Ha propuesto abrir un proceso de consultas del borrador del estatuto del personal docente investigador, «que está prácticamente completo», a partir de julio con las comunidades, universidades y actores sociales «para sacar la información pública a partir de septiembre y que llegue al Congreso para seguir debatiendo» la mejora de condiciones del profesorado.
«Nos autodenominamos ministerio romántico, la dura realidad en sus bocas ya nos devolverá de nuestro sueño», ha concluido.
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