La idea de la confluencia entre la simulación y la realidad a la que emula lleva existiendo desde hace mucho tiempo. En el mundo del simracing, esto ocurre de la misma forma y cada vez está ocurriendo más. Existen casos de volantes de simracing que llegan a trascender al mundo real (aparte de ser la interfaz que une al jugador con el juego o simulador) y también se está viendo en la actualidad el caso contrario. Es decir, volantes reales que llegan también a asomarse al mundo digital.
El uso de los simuladores para la vida real no viene de ahora. De hecho, ya en la década de los sesenta Colin Chapman (alma máter del mítico Team Lotus) ideó un simulador, un videojuego sofisticado, para identificar a los jóvenes fans del mundo del automovilismo. No había volantes de simracing como los conocemos hoy día, sino que utilizó un chasis de Lotus 31 con una pantalla delante. Era un sistema rudimentario, pero un antecesor de los volantes de simracing y esa unión que a veces nos encontramos hoy día.
En lo que a simuladores y Fórmula 1 se refiere, hoy día está muy extendido. McLaren fue el primer equipo que no se contentó con volantes de simracing sino que implicó un simulador de alto rendimiento en sus instalaciones en Woking dentro de su preparación para los Grandes Premios – y que el español Pedro Martínez de la Rosa trabajó durante varios años. El resto de equipos hicieron lo propio y ahora es algo que se encuentra tanto en equipos punteros como en los que están al fondo de la parrilla.
Incluso existe el puesto de ‘piloto de simulador‘ que se centra en estas tareas. Entre otras, su función es la de probar la influencia simulada de posibles nuevas piezas que se quieren incluir en el monoplaza en futuras actualizaciones, como es el ejemplo de elementos del conjunto aerodinámico.
Inicios tímidos y presencia de marcas
Es lógico que algunas marcas prestigiosas de coches han prestado su logo o su imagen para volantes de simracing. Existieron algunos volantes de baja gama con el reclamo de marcas, pero no había implicación real de ellas – solo era un ejercicio de merchandising como puede ser branding de otros productos, como perfumes, colonias, camisetas o sudaderas.
Con el tiempo, aparecieron volantes de mayor calidad con implicación de marcas – como es el caso de Thrustmaster y su colaboración con Ferrari. Llegaron a producir un volante basado en el volante del Fórmula 1 real de 2011, tanto con multitud de botones como con mandos giratorios. Por supuesto, Ferrari siendo Ferrari, tenía que hacer algo especial incluso con volantes de simracing. Dos ejemplos de ello son volantes réplicas del volante del 250 GTO (incluso con acabado de madera) o uno basado en el 312-T4, su Fórmula 1 con el que arrasó en la temporada 1979. Ambos son también obra de Thrustmaster.
Si hay uno entre los volantes de simracing de este tipo que adquirió prestigio, ese es el de Porsche 911 GT3 Cup. Una réplica del modelo real de la copa monomarca – derivado de carreras del 911 GT3 – utilizando datos CAD y un alto nivel de calidad y feedback. También existen volantes de simracing basados en el más moderno Porsche 911 RSR.
Ford, Cosworth, McLaren, Aston Martin o Audi son otros ejemplos de marcas que han tenido volantes de simracing asociados a su nombres. Ford presentó en abril de 2022 un volante adaptado pensado para personas con minusvalía. Ahora bien, el caso de Porsche es especial teniendo en cuenta el grado de implicación en el desarrollo del aro. Existen diferentes niveles de volantes, desde los de gama más básica o baja hasta los más avanzados y desarrollados, como ocurre con los volantes con accionamiento directo sin engranajes – es decir, los Direct Drive.
Volantes de simracing en la vida real
Obviamente, los volantes de simracing en la vida real existen dado que podemos tocarlos. Pero no se trata solo de eso, sino que va más allá. Marcas como Thrustmaster, Logitech o Fanatec son empresas cada vez más influyentes, capaces de hacerse hueco incluso en eventos de nivel mundial, atrayendo a otras marcas de peso (como fabricantes de coches o grandes organizaciones). Esto va unido al crecimiento no solo del simracing en sí, sino de los eSports como fenómeno masivo y propia especialización, tanto que cada vez tiene más cabida en medios de comunicación.
La cuestión reside en que ya es posible encontrar volantes de simracing en coches de competición reales. Es el caso, por ejemplo, del Ford Puma Rally1 híbrido que utiliza M-Sport en el Campeonato Mundial de Rallyes. Desde que empezaron a hacer test para su estreno en 2022 utilizaron un volante de Fanatec. En estos volantes de simracing estuvieron las manos de uno de los mejores pilotos de la historia: el nueve veces campeón mundial de rallyes Sébastien Loeb.
Loeb, en el Rallye de Monte-Carlo de 2022, lograría vencer con este Ford Puma Rally1 con volante de Fanatec, siendo la primera victoria de un coche híbrido en el Mundial de Rallyes – además, Craig Breen sumó una tercera posición y Gus Greensmith logró su primer scratch absoluto en el WRC.
Volantes reales convertidos a volantes de simracing
El caso del volante de Cosworth CCW MK2 es bastante curioso. Es un volante de gran calidad y con muchos usos, viéndose en los coches LMP2 que compiten tanto en el Mundial de Resistencia (incluyendo en las 24 Horas de Le Mans) como en la IMSA y otros campeonatos internacionales. También es el volante que han utilizado hasta ahora los monoplazas de la IndyCar y los de la Super Fórmula, la prestigiosa categoría japonesa de monoplazas.
El pasado mes de enero la empresa belga Simtag, junto con Cosworth, desarrolló el aro CCW MK2 Pro Sim, una variante de este mismo volante orientado para simracing. Un volante igual que el de los coches LMP2 para simuladores, varios de los cuales incluyen estos mismos coches dentro de su repertorio de coches como es el caso de iRacing o rFactor 2 (además de Assetto Corsa, dado que es open source). Ahora bien, no son volantes de simracing para todo el mundo, con un precio estimado de unos 7.900 euros.