España, con un cabezazo de oro de Carles Puyol, jugará la primera final de un Mundial en su historia, tras ganar, por 1-0, a Alemania en las semifinales del torneo, disputadas en el estadio Moses Mabhida de Durban (Sudáfrica), en el mejor encuentro de los de Vicente del Bosque en todo el torneo. La selección nacional se enfrentará así el próximo domingo, a partir de las 20.30 horas, a Holanda por lograr su primer cetro mundialista en su más que centenaria historia y agrandar aún más la gesta que dejará ya en el olvido el cuarto puesto de la edición de 1950 en Brasil.
La mejor España apareció en el mejor momento. La duda de Fernando Torres, el héroe de la final de Viena, la resolvió Del Bosque con la inclusión en el once inicial de Pedrito, la auténtica revelación del curso futbolístico 2010-11 en la Liga española y una de las grandes novedades en la lista final para el Mundial.
La apuesta, más novedosa que otras más naturales como la de la entrada de Cesc Fábregas, aún renqueante, o la más natural de Fernando Llorente en la punta del ataque, le salió bien a Del Bosque, pues el canario fue un todoterreno que se movió por todas las demarcaciones y volvió loca a la zaga alemana.
Un pase interior del jugador tinerfeño del Barça al ‘pichichi’ Villa, en el minuto 6, anduvo cerca de poner por delante a España, una de las obsesiones de la ‘roja’ para no jugar a remolque del ‘tanque’ teutón y evitar así los rápidos contraataques liderados por el futbolista de origen turco Ozil o Schweinsteiger.
Pero Villa se encontró con las piernas de Neuer para evitar ese tanto del grupo de Del Bosque, que monopolizó el control del balón durante gran parte de la primera mitad, circuló con criterio en las botas de Alonso, Xavi Hernández e Iniesta, presionó la salida de balón y buscó el peligro por el flanco derecho con las continuas subidas por la banda del madrididista Sergio Ramos.
El gol español pudo llegar también en una jugada de estrategia en un córner, en el que Iniesta centró con potencia y su compañero Carles Puyol envió su cabezazo por encima del larguero antes de cumplirse el primer cuarto de hora, cuando los nervios habían desaparecido en ‘la roja’ y empezaban a consumir a Joachim Loew.
Porque la tricampeona del mundo dio el balón a su rival, se atrincheró atrás y sólo se confío a la velocidad de unos casi inéditos Ozil y su goleador Miroslav Klose. Tan sólo un disparo desde cerca de 30 metros de Trochowski, recambio en el once titular del sancionado Mueller, y una contra de Ozil puso en apuros a Casillas antes del descanso.
Gol de oro
La verticalidad de Pedro y dos disparos de Alonso desde la frontal del área volvieron a confirmar que España monopolizaba la semifinal en el arranque de la segunda parte contra la subcampeona continental, que no daba señales de vida y cuya imagen no reflejaba ni de lejos el juego que desplegó contra Inglaterra y Argentina.
Loew cambió a Boateng por Jansen para neutralizar la ofensiva total por su banda de España, que ya merecía hace tiempo el gol en el inicio de esta segunda mitad en una gran jugada de Pedro y los chuts de Alonso y que tuvo dos minutos mágicos, en el 57 y 58, en el que el omnipresente Pedro disparó fuera por poco y Villa no llegó a un centro de Iniesta.
Pero el gol llegó de la forma más inesperada, por alto y a pesar de la envergadura de los centrales alemanes, sobre los que se elevó Carles Puyol para acabar, en el minuto 73, con los muchos fantasmas contra los que ha luchado España durante décadas.
Quedaba un cuarto de hora, pero Alemania no pudo apenas crear peligro, convertidos como estaban Gerard Piqué y el propio Puyol en un muro infranqueable por el que poder horadar la portería y la moral españolas.
Incluso, Pedrito, espectacular en todo el encuentro, abusó de individualismo en una jugada en el que pudo asistir a Torres, que sustituyó a un asfixiado Villa, para lograr el 2-0 tranquilizador. No hizo falta. España creía en lo que hacía y no dejó resquicio para la duda.
La generación de los Cesc, Torres, Villa, Iniesta, Xavi, Casillas o Piqué podrá cerrar el círculo que trazaron hace un par de años con la conquista de la Eurocopa, un triunfo que, como el de este miércoles contra Alemania, acabó con el mal fario de los cuartos de final y los complejos de un país que siempre ha contado con unas fabulosas generaciones de futbolistas.