Andrés Iniesta concedió el mayor éxito del fútbol, del deporte español, con su gol en la final del Mundial de Sudáfrica 2010 ante Holanda y entra de golpe en el Olimpo, junto a los dioses griegos del balompié.
El fútbol español tenía como grandes hitos el tanto de Marcelino a la Unión Soviética en el Santiago Bernabéu en la final de la Eurocopa’64, el de Fernando Torres en el Ernst Happel de Viena en la final de la Euro’08 ante Alemania, el de Telmo Zarra a Inglaterra en el estadio Maracaná y el tanto de Juan Señor para firmar el 12-1 a Malta.
También figuran para el recuerdo la tarde de Querétaro, noche en España, de Emilio Butragueño con sus cuatro goles en el 5-1 a Dinamarca en los octavos de final del Mundial de México’86.
Pero el ‘Iniestazo’ del jugador de Fuentealbilla (Albacete) pasa a entrar con letras de oro en este Olimpo de grandes momentos del fútbol e, irremediablemente, del deporte español. Para los libros de historia quedará como el hasta ahora momento más brillante de casi un siglo de vida de la selección, como se recuerda en el barcelonismo el gol que le dio el pase a la final de la Liga de Campeones ante el Chelsea.
Iniesta, un joven tímido, extremadamente reservado, está llamado a guardar para él un capítulo de grandes gestas, de momentos estelares, para el recuerdo de muchas generaciones. Con 26 años es el mago, el prestidigitador de la ‘Roja’. Su apariencia endeble esconde los quilates futbolísticos que atesora el manchego desde niño en La Masía.
En el Soccer City tuvo que soportar constantes entradas de los jugadores holandeses. Le hicieron perder los nervios por momentos y le podía haber costado muy caro. Pero aguantó, tragó saliva y siguió y siguió, hasta que se encontró con un balón dentro del área, cuando la prórroga agonizaba, y encumbró a la ‘Roja’, a la nueva campeona mundial.
En honor al fallecido Dani Jarque, como lucía el mensaje de la camiseta que llevaba bajo la ‘azul’ con la que vistió el cuadro de Vicente del Bosque, en honor a todos los jugadores que han pasado
por la selección, que se encuentran en el equipo nacional, a todo un país, Iniesta engrandeció su nombre y consiguió que el fútbol saldara una deuda que tenía contraída desde siempre.