Salamanca se volcará este lunes en el homenaje que dará a Vicente del Bosque, seleccionador español de fútbol que ha logrado que España sea la campeona del mundo, en el campeonato celebrado en Sudáfrica, hijo ilustre de la ciudad.
Tras una mañana repleta de actos, ‘Vicen’, como era conocido en el barrio de Garrido, al noreste de la ciudad salmantina, donde nació y donde ha vivido su familia, saldrá al balcón del Ayuntamiento para saludar a los vecinos.
Mientras los actos oficiales se preparan -visita al campus de fútbol para niños «Vicente del Bosque» y recibimiento en el Ayuntamiento salmantino- muchos salmantinos se afanan por sacar de su memoria recuerdos con «Vicen», un niño que se fue del barrio de Garrido con 18 años para triunfar en el Real Madrid, y al que vuelve siempre que su agenda le permite.
Y es que el seleccionador español de fútbol, que ha dado a España su primer campeonato del mundo, presume de su «salmantinismo» allá donde vaya y a quien se lo pregunte. De hecho mantiene una casa en un municipio cercano a la capital, Cabrerizos, en una zona próxima al río Tormes, a la que acude con frecuencia.
Los recuerdos sobre Vicente del Bosque llegan desde cualquier rincón del obrero barrio de Garrido, cuyas calles le vieron crecer y correr, y donde algunos de sus vecinos han empezado a promover una suscripción popular para hacerle una estatua.
«Vicen se lo merece todo, por él y por su familia, ya que ha llegado donde nunca había imaginado», aseguró Manuel Vicente Hernández, un salmantino que jugó con Del Bosque en sus años jóvenes y que todavía guarda añoranzas y fotografías.
Los inicios de Del Bosque en el Salomé
También recordó cómo en los años 50 «en el grupo de Acción Católica, a donde nos obligaban a ir, se hizo un equipo de fútbol, el Saguntino, en el que jugaba su hermano Fermín pero a Vicen no le dejaron porque no tenía edad», algo que enojó al actual seleccionador, ya que «su verdadera obsesión era el fútbol».
La familia de Vicente del Bosque vivió en la calle Río Yeltes número 2, en una zona conocida como de la Sagrada Familia, en pleno barrio Garrido, habitada en su mayoría por ferroviarios, una profesión que ejerció el padre del seleccionador.
En estas calles todavía se le recuerda como al niño que «corría para comprarnos el pan a todos» y a cuya casa se iba a ver el fútbol aunque al aparecer «rombos en el fútbol, que también los había, se mandaba a Vicen a la cama», aseguró Lucía Porras, cuyo marido entrenaba un equipo conocido como Salomé, donde empezó a dar sus primeras patadas a un balón Del Bosque.
Su obsesión por el fútbol la recuerda Manuel Vicente, ya que al salir del colegio «corríamos a comprar el Marca a la estación del ferrocarril, pues sólo llegaban 50 a Salamanca». «Abría el periódico, que valía una peseta, por las páginas del Madrid porque sólo quería ver a Alfredo di Stéfano para luego imitarlo», explicó Manuel Vicente.
Las calles de Salamanca hablan de Vicente del Bosque porque «es un hombre de nuestra ciudad», asegura otro vecino de la familia, y este lunes, el seleccionador español de fútbol tendrá la oportunidad de comprobar cómo Salamanca siente los colores del seleccionador nacional.