El Real Madrid tratará de hacer valer este martes en el Allianz Arena el 1-0 cosechado en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones ante el Bayern de Múnich, sabedor de que ha perdido en nueve de sus diez visitas al actual campeón de Europa, pero que, salvo en su primer enfrentamiento, siempre le ha marcado gol, algo que se antoja clave para clasificarse para la final de Lisboa.
Alemania es 'territorio maldito' para el conjunto blanco, que sólo ha ganado en este país en dos de sus 27 visitas y que no guarda muy buen recuerdo de la última, a principios de este mes de abril, cuando perdió 2-0 en Dortmund y sufrió mucho para meterse entre los cuatro mejores.
La estadística no es positiva en las casas del Bayern, el Olímpico de antaño y el Allianz Arena actual, donde el equipo madridista sólo tiene como bagaje positivo el empate a un gol en la ida de los octavos de final de la 'Champions' que le valió para luego clasificarse para la siguiente ronda al ganar 1-0 en el Bernabéu.
De los otros ocho resultados cosechados en Múnich, el más repetido es el 2-1, que en este caso le serviría a los de Carlo Ancelotti para pasar a la final. Este fue el marcador que se dio en la ida de las semifinales de 2011-2012, en la vuelta de los octavos de 2006-2007, con pase para el Bayern que había perdido 3-2 en la ida, en la ida de las semifinales de 2001-02, con remontada en Madrid (2-0), y en la vuelta de las semifinales de 2000-2001, con clasificación bávara, y de 1999-2000, con billete de finalista para el Real Madrid.
Además, el equipo español sufrió dos severas goleadas en el antiguo Olímpico, el 4-1 en la ida penúltima ronda de la Copa de Europa, con el partido recordado por el famoso pisotón de Juanito a Matthaus, y un 4-2 en la segunda fase de grupos de la Liga de Campeones de 1999-2000. En este partido y en la ida de los cuartos de la Copa de Europa de 1986-87 (3-2) han sido las únicas veces que ha marcado más de un gol.
Por el contrario, en el primero de sus 'clásicos' continentales, el Bayern de Beckenbauer, Maier y Muller, entonces dominador en Europa, ganó por 2-0, dejando en nada el 1-1 de la ida en la capital español, y siendo la única vez que no marcó como visitante.