viernes, noviembre 22, 2024
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El carácter que necesita el Barcelona

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El que será nuevo entrenador del FC Barcelona para las dos próximas temporadas, Luis Enrique Martínez García, nacido en Gijón el 8 de mayo de 1970 (44 años), regresa a un club por el que ya ha pasado con éxito como jugador, ganándose el corazón de los culés pese a venir del Real Madrid, y como técnico del filial, y ahora esperar devolver este cariño, que es recíproco, prolongando el camino de éxitos de predecesores con carrera similar como Guardiola o Vilanova.

Hombre de carácter duro, luchador, de rabia y entrega infinitas como jugador, es a sus 44 años un entrenador que aportará savia nueva al banquillo blaugrana además de todas estas características para intentar cambiar el rumbo de un equipo de enorme calidad pero que, esta temporada, se ha quedado en blanco en cuanto a títulos grandes con síntomas de cansancio, fatiga e incluso apatía, sin hambre de ganar.

Nacido en Gijón, Asturias, y criado futbolísticamente en la escuela sportinguista de Mareo tras iniciarse en el fútbol sala, se ha tenido que ganar siempre un lugar allá donde ha estado, y lo ha logrado. Se tuvo que ir de Mareo, pero su lucha en el CD La Braña le hizo ganarse un billete de vuelta al Sporting, primero al filial y luego al primer equipo. Tampoco cuajó en el Real Madrid, su primer gran club, pero hizo callar bocas antes de irse al eterno rival, un FC Barcelona en donde se convirtió en ídolo.

De hecho, pese a no haber pasado por la Masia, es parte viva de la historia del club blaugrana y conoce la casa, el Camp Nou, la entidad y su entorno, como si fuera canterano. Además de su exitosa etapa como jugador, con ocho temporadas en el primer equipo en los que acumuló 300 partidos y 109 goles, siendo capitán en sus dos últimos años (de 2002 a 2004), también cuajó en su primera aventura en los banquillos, debutando como entrenador en el Barça B para lograr el récord de mejor posición del filial en la Liga Adelante.

Ahora, en su tercera etapa en can Barça, buscará devolver al equipo a la elite, a volver a ser admirado y emulado. Para ello, deberá impregnar a los jugadores, a los que se queden y a los que lleguen como refuerzo (como 'su' Rafinha, a quien tuvo cedido en el Celta), su carácter ganador, su pundonor y el no rendirse nunca, el ir a pelear cada balón hasta el final. Un cambio de rumbo, aunque con el mismo estilo ofensivo y de toque, de presión alta, sin regalar un balón y defenderse con la posesión.

Cuando tomó las riendas del filial, entonces en Segunda B, le dejó a las puertas de ascender al estar cerca del 'play-off' de ascenso, pero en el siguiente año se materializó el ascenso a Segunda. Luis Enrique fue el entrenador del Barça B en la histórica temporada 2010-11, en la que el filial consumó su mejor temporada en la División de Plata al finalizar en tercera posición.

Sin poder ascender, el máximo objetivo será recuperar los tronos domésticos y europeos, celebrar como entrenador lo que celebró como jugador, y más. Su carrera profesional, en la elite, empezó en el Sporting, con una rápida consagración a las órdenes de Ciriaco Cano y gracias a sus catorce goles jugando como delantero, aunque también rendía al máximo como mediapunta gracias a su buena llegada y pegada desde atrás.

Tras meter a su Sporting en la UEFA, en uno de los grandes logros de la historia sportinguista, se fue al Real Madrid para, una vez más, mostrar su carácter. En sus primeros años en el equipo blanco, con Radomir Antic y Benito Floro al frente del equipo, no llegó a triunfar como se esperaba debido, en parte, a que fue utilizado en demarcaciones poco habituales para él, como de lateral o interior. Aún, así, a las órdenes de Jorge Valdano, vivió una de sus mejores etapas en el Bernabéu.

Una mala temporada le llevó a cambiar de aires, en una decisión que no dejó indiferente a nadie pues recaló, en verano de 1996, en Barcelona. Ya en su primer año alcanzó la cifra de diecisiete goles y conquistó la Supercopa de España, la Copa del Rey y la Recopa de Europa. Fundamental para Louis van Gaal, como centrocampista ofensivo, consiguió su récord goleador con dieciocho tantos, y ganó la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa de Europa.

El 16 de mayo de 2004, tras varios años cosechando resultados irregulares a nivel de equipo, jugó su último partido como profesional frente al Racing de Santander, finalizando así una etapa de ocho temporadas como jugador barcelonista. El club le preparó un homenaje y su último entrenador, Frank Rijkaard, lo incluyó en el equipo titular; jugó hasta el minuto 59, cuando fue sustituido con una cerrada ovación de la afición.

Igual como era como jugador, parecer serlo como entrenador. Su debut en el filial blaugrana, donde sustituyó a un Pep Guardiola con el que guarda una cierta correlación en su carrera, llamó la atención de la AS Roma de la Serie A italiana, que le fichó en verano de 2011. No le fue bien, eliminado en la previa de la Europa League y séptimo en Liga, lo que hizo que el club rescindiera su contrato.

Tras este episodio, Luis Enrique optó por alejarse momentáneamente de los banquillos y convertirse en 'iron man', dedicándose a deportes extremos y a practicar el ciclismo, otra de sus pasiones, pero en junio de 2013 decidió volver a los banquillos de la mano del Celta de Vigo, con quien finalizó octavo en la Liga BBVA con un gran final de temporada, en que eludió sin problemas el descenso.

Luis Enrique fue jugador internacional con España en 62 ocasiones, anotando 12 goles. Participó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, logrando la medalla de Oro, y disputó tres Mundiales (Estados Unidos 1994, Francia 1998 y Corea y Japón 2002), así como la Eurocopa 1996 en Inglatera. Pese a su importancia y goles, es recordado por el incidente con Tassotti en el Mundial del '94, cuando el italiano le rompió la nariz de un codazo.

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