domingo, noviembre 24, 2024
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Morata desata la locura en el Bernabéu en otra noche épica

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El himno de la Champions volvió a sonar en el Bernábeu, para comenzar el sueño de la duodécima. Pese a que parte de la plantilla ha expresado públicamente que esta temporada el objetivo primordial es la Liga, Zinedine Zidane apostó por su once gala, a excepción del lesionado Keylor Navas. De ese equipo un hombre sobresalía por encima del resto: Cristiano Ronaldo. Los miles de aficionados del Sporting de Lisboa le vitorearon, para dejar patente que guardan un buen recuerdo del portugués.

Sobre el césped, resultó llamativa la incapacidad del Madrid para superar el centro del campo con el balón jugado en los primeros minutos. El entramado del equipo lisboeta dificultaba que los tres de arriba pudieran entrar en contacto con el esférico en zona de peligro. Y por ello la BBC tuvo que retrasar su posición para adquirir algo de protagonismo. En concreto fue Bale el que más peligro generó, y eso que no anduvo fino en los envíos en largo.

Al margen de dos internadas del galés, los blancos no conseguían rematar sobre la meta de Rui Patricio. En cambio, el Sporting rozó el tanto por dos ocasiones en los diez primeros minutos del envite. Primero Bruno César, con un disparo que rozó el poste derecho, y después Gelson, que obligó a Casilla a estirarse. Casemiro, Modric y Kroos apenas podían combinar hacia atrás o en horizontal. El partido tomó un tinte oscuro para el conjunto español, que a la media hora sólo había probado fortuna con un disparo lejano de Cristiano Ronaldo.

La situación no mejoró un ápice para el Real Madrid. Es más, si no llega a ser por un despeje de Varane, o por que ningún aliado de Gelson se encontraba en el área pequeña, el Sporting habría desecho el empate. Al filo del descanso los blancos se adueñaron del balón, pero persistían los problemas para entrar entre líneas. Bale recibía en la banda, pero con dos hombres siempre encima, tenía serias dificultades para proseguir el ataque. Cristiano y Benzema, nada de nada.

Los temores crecieron cuando Bale tuvo que retirarse de forma momentánea tras una dura entrada. De la ejecución de esa falta se encargó Cristiano, que no anduvo lejos de sorprender a Rui Patricio. El galés regresó al campo, aunque con ligeras señas de dolor. Con esa impotencia y ese gris juego, el colegiado indicó el final de la primera mitad. Zidane, desde la banda, pensaba en soluciones.

En el inicio del segundo periodo se esperaba una reacción del Madrid. Sin embargo, Zidane no aportó ninguna solución, persistieron los problemas, y se produjo la tragedia. Un error de Ramos en defensa permitió a Bruno César tomar buena posición de disparo. Y el extremo del Sporting, con un remate cruzado, batió a Casilla. En apenas unos minutos el duelo se le ponía muy cuesta arriba a los blancos. Minutos después, Dost rozaba el segundo y propiciaba los silbidos en el Bernabéu.

Era el momento de épica, de remontada, y Zidane entendió que necesitaba introducir algo de chispa al césped. Los escogidos por el francés fueron Lucas Vázquez y Morata, que entraron en detrimento de Bale y Benzema, y consiguieron dar el vuelco esperado. El Madrid apagado y muerto de los sesenta primeros minutos desapareció. El desborde del extremo español y los desmarques del canterano revolucionaron el choque. Eso sí, a merced del Sporting, que dio claramente un paso atrás.  

Con el transcurso de los minutos creció el asedio del Madrid, al que le entraron las prisas. Carvajal, con dos acrobáticos remates, pudo poner el empate, pero estrelló el esférico al lateral de la red. James entró al campo, pero más allá de la calidad que atesora su zurda, no aportó desborde ni profundidad. Morata desperdició un mano a mano, y Cristiano estrelló en el poste un remate cuando se encontraba a escasos metros de la portería de Rui Patricio. 

Al final fue a balón parado donde el Madrid encontró un resquicio. Ronaldo, que había cedido casi todas las faltas a Bale, anotó por la escuadra un lanzamiento a falta de dos minutos. Cuando parecía que el marcador no se movería, el Bernabéu empujó a los suyos, en busca de la remontada. Y el gen del Madrid volvió a surgir. James envió un balón medido al área y Morata se elevó para culminar la remontada con un buen cabezazo. Partido gris de los blancos, que sellaron otra noche épica. 

Alberto Puente

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