El Legia de Varsovia es un equipo que dice muy poco a nivel futbolístico en Europa, más allá de un par de apariciones en las últimas rondas de la máxima competición continental hace ya muchas décadas. Sin embargo, todos los aficionados al fútbol conocen al equipo por todo lo negativo que rodea al deporte desde hace ya demasiados años.
Sus problemas se remontan al milenio pasado, pero en 2007 la UEFA ya decidió expulsarles de la extinta Intertoto por las agresiones que sus ultras realizaron contra los aficionados del FK-Vetra lituano. El máximo organismo del fútbol europeo tomó esta decisión como medida de presión para que el club tomara medidas para atajar la violencia de sus hinchas, puesto que si su actitud no cambia no podrían volver a participar en competiciones continentales.
Sin embargo, con el paso de los años no se puede decir que la situación haya mejorado, puesto que más bien ha ocurrido todo lo contrario. De hecho, la pasada temporada los ultras del Legia provocaron una auténtica batalla campal en las cercanías del aeropuerto de Nápoles frente a aficionados violentos del equipo celeste.
Asimismo, en esta misma edición de la Champions los ultras polacos demostraron que no respetan el orden ni siquiera en su propio estadio. En la primera jornada de la Champions, en pleno partido, produjeron disturbios con los seguidores del Borussia Dortmund y rociaron con gas pimienta al personal de seguridad que se acercó a calmar los ánimos. Por esto, el Real Madrid jugará a puerta cerrada su encuentro en Polonia.
Un gran dispositivo para luchar contra la violencia
En cambio, lo que realmente preocupa al club son los destrozos que pueden causar estos aficionados en su visita a Madrid, puesto que los altercados causados en años anteriores por los hinchas del PSV o del Schalke se pueden quedar en auténticas minucias. El club tiene una gran inquietud porque sabe que el grupo 'Teddy Boys 99' estará en la capital de España dispuesto a imponer sus ideas racistas y homófobas.
El Real Madrid ha pedido al club polaco que identifique a las personas que vienen con entrada, para tener controlados en todo momento a los más peligrosos. Policías polacos viajarán con los aficionados para conocer en todo momento sus movimientos y el club aislará todavía más la zona destinada al equipo visitante para que los ultras visitantes no se crucen con los aficionados locales al entrar al estadio.
Por otra parte, el club tiene pensado pedir en su reunión con la Delegación del Gobierno que se multiplique la vigilancia en toda ciudad, puesto que preocupa lo que pueda pasar en zonas como Sol o la Plaza Mayor. Los partidos de alto riesgo suelen ir acompañados de un dispositivo formado por 1.000 personas, pero en este caso se solicitará que sean 1.500 los diferentes agentes encargados de velar por la seguridad. A todo esto habrá que sumarle los más de 600 miembros de la seguridad privada del club. Habrá cacheos y controles exhaustivos en las puertas destinadas a la afición visitante, puesto que existe el temor fundado de que muchos ultras intenten colar bengalas, con el precedente cercano del daño que hicieron estos objetos en el Calderón en la visita del Benfica la temporada pasada. El blindaje puede ser comparable al que se vivió en el Clásico posterior a los atentados de París.
Felipe Poza