El Real Madrid rescató un punto de su visita a Varsovia en uno de los partidos más extraños que se recuerdan en los últimos tiempos. El choque ya empezó condicionado por la ausencia de público en la grada, pero Zidane quiso meterle un aliciente más con la presencia de demasiados jugadores ofensivos. La idea era la de presionar arriba, pero se encontró con que a los polacos les servía con pasar la primera línea para sembrar el pánico en el equipo blanco.
A pesar de eso, el Madrid tuvo ganado el encuentro durante muchos minutos, gracias a un gol de bandera de Gareth Bale y al buen hacer de Benzema en el área. En cambio, un simple tanto de los locales sirvió para que todos los cimientos del campeón de Europa se tambalearan y a partir de ahí Zidane no dio ni una con los cambios.
El Legia se llegó a ver con el marcador a favor, pero Kovacic, el mejor del Madrid este miércoles, consiguió el tanto del empate. Cristiano Ronaldo volvió a estar fallón y dejó varios gestos técnicos malísimos en el encuentro, pero por hacer una lectura positiva los merengues deben de pensar que si ganan los dos partidos que le quedan serán primeros de grupo, a pesar de la victoria del Borussia frente al Sporting de Portugal. Por supuesto, la figura del técnico no corre peligro tras este partido, pero lo cierto es que no puede permitirse muchas más noches como esta.
Zidane sorprendió al alinear un curioso 4-2-4 para hacer sitio en el campo a Morata y a la BBC al mismo tiempo y de paso probar un nuevo sistema ante un rival que permitía este tipo de experimentos. Sin embargo, la apuesta del galo no salió nada mal de inicio, ya que Bale adelantó a los blancos con una golazo de volea nada más empezar el encuentro. El galés aprovechó un centro de Coentrao peinado por Cristiano para finalizar de una forma terrorífica desde fuera del área. Estéticamente su gol tuvo poco que envidiar al de su entrenador en la final de 'la Novena', aunque la ausencia de público y el bote previo le quitaron algo de vistosidad.
El Madrid tuvo un sinfín de ocasiones
Además, con el marcador a favor, los merengues solo tuvieron que remar a favor para someter por completo a su rival en los minutos posteriores. No obstante, ni Varane, ni Bale, ni Cristiano Ronaldo fueron capaces de aprovechar las ocasiones claras que disfrutaron y los minutos pasaron sin que los polacos se llevaran el segundo, hasta que apareció Kovacic en escena. El croata metió un pase magistral sobre la carrera de Bale que sobre la marcha asistió a Benzema, para que el francés la empuja con sencillez al fondo de la red.
En cambio, esa alegría duro muy poco en el bando madridistas, puesto que poco después Odjidja Ofoe conectó un disparo potentísimo desde la frontal, ante el que nada pudo hacer Keylor Navas, puesto que el balón entró por la mismísima escuadra. Por eso, Bale y el goleador del Legia se fueron de camino al descanso con una gran sonrisa en la boca, mientras conversaban, como si los dos se confesasen que acaban de meter el gol de su vida en el mismo partido.
No obstante, tras el paso por los vestuarios, el Madrid salió con ganas de resolver por la vía rápida, pero los remates lejanos de Bale no sorprendieron a Malarz. Por el contrario, en la única llegada del Legia al borde de la hora del encuentro se produjo el tanto del empate, debido a un uñazo de Radovic desde la frontal, ante el que Keylor Navas respondió con una estirad deficiente, con lo que el balón entró en la portería sin remedio.
A partir de ahí, el Madrid se fue a buscar la victoria, pero perdió el orden y las ocasiones comenzaron a llegar cada vez más a cuentagotas. Además, si Zidane no tenía suficientes atacantes en el terreno de juego, decidió jugar con tres defensas con lo que el desorden se hizo ya realmente insostenible. Por eso, Moulin aprovechó una contra del Legia para resolver de forma magistral con un tiro rosca desde la frontal que tocó en el poste antes de entrar en la portería.
Entonces ya las caras de incredulidad en el banquillo del Real Madrid eran evidentes, pero por suerte para 'Zizou' el empate llegó pronto gracias a una dejada de tacón de Carvajal que Kovacic convirtió en gol con un buen disparo cruzado. Finalmente, Mariano entró por Morata para darle un punto más de surrealismo a los cambios, pero ni con él en el campo el Madrid encontró la fluidez, aunque Lucas Vázquez rozó la remontada en el último saque de esquina. En esta ocasión el larguero no quiso que el Madrid remontara en los últimos minutos y el balón pegó en el larguero.
Felipe Poza